El caso de Juan Francisco Tulich Morales es uno de los muchos crímenes atroces que ocurrieron durante el conflicto armado interno en Perú, específicamente durante la época más violenta de la lucha contra el terrorismo en los años 80.
¿Quién fue Juan Francisco Tulich Morales?
Juan Francisco Tulich Morales fue un ciudadano peruano de ascendencia croata que vivía en la ciudad de Huanta, en la región de Ayacucho, una de las áreas más afectadas por la violencia entre Sendero Luminoso y las fuerzas armadas del Estado peruano. Tulich era un hombre de negocios local, conocido por ser dueño de una tienda en la ciudad.
El crimen
En el año 1983, Juan Francisco Tulich Morales fue secuestrado y posteriormente ejecutado extrajudicialmente por miembros de las Fuerzas Armadas peruanas. Este hecho ocurrió en el contexto de una serie de operativos militares que se llevaban a cabo en Huanta y otras localidades de Ayacucho, bajo la sospecha de que muchos civiles colaboraban con Sendero Luminoso. Las fuerzas militares, en su afán por erradicar a los insurgentes, detuvieron y desaparecieron a muchos ciudadanos, acusándolos sin pruebas sólidas de pertenecer o colaborar con el grupo subversivo.
El cuerpo de Tulich fue hallado tiempo después con signos de tortura, lo que evidenció la brutalidad con la que actuaban ciertos sectores de las fuerzas del orden durante esta época. Su caso es un ejemplo del uso de la violencia indiscriminada por parte de las fuerzas del Estado en su lucha contra Sendero Luminoso.
Implicaciones y búsqueda de justicia
La familia de Juan Francisco Tulich Morales, como muchas otras familias de víctimas de desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales, emprendió una larga lucha por justicia. Este caso es uno de los muchos que quedaron registrados en el Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), el cual documenta los abusos cometidos tanto por las fuerzas del Estado como por los grupos subversivos.
El asesinato de Tulich no fue un caso aislado, sino parte de un patrón más amplio de violencia estatal en Ayacucho, una región duramente golpeada por el conflicto. Como muchos otros casos, ha habido poca rendición de cuentas por parte de los responsables directos e indirectos de su muerte.
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