11/8/2024
Usó el empleo sistemático del terror. Las acciones senderistas tuvieron básicamente dos finalidades; la “propaganda” de la lucha armada y muchas acciones de sabotaje a los símbolos del “viejo estado”.
Durante esos años la operación típica era el apagón y los atentados petardistas. Cobraron importancia las acciones de guerrilla urbana, las emboscadas a patrullas policiales y ataques violentos a comisarías. Aumentaron los asaltos a camiones repartidores de alimentos.
Para justificar sus acciones existía un basamento ideológico y político que consistía, en rasgos generales, en una estructura o sistema de actuación que buscaba proporcionar la justificación necesaria al accionar, es decir algo que legitimara los actos terroristas.
Por ejemplo, cuando se mataba a un oficial de tránsito lo que se quería señalar era que se estaba en contra del viejo y caduco Estado.
Se aniquilaba en forma selectiva como medio de protesta.
Se analiza un hecho que se puede ubicar como fenómeno social de trascendencia internacional, el suceso de Uchuraccay. El 27 de enero de 1983, ocho corresponsales de tres diarios limeños fueron asesinados en la comunidad de Uchuraccay, Ayacucho.

La razón que dieron los militares fue que los comuneros confundieron a los periodistas con senderistas. Frente a este acontecimiento tres diarios hicieron comentarios:
El Comercio
El primero de ellos, “El Comercio”, diario peruano de línea conservadora, días antes de los asesinatos elogió los actos de represalias puestos en práctica por las comunidades ayacuchanas en contra de los senderistas.
Sin embargo, esa postura de destacar el comportamiento nacionalista de los comuneros ayacuchanos se vio enturbiada por la masacre de los ocho periodistas. Por primera vez, “El Comercio” dio dos versiones de un solo hecho y tuvo que matizar su comentario original en función a la información vertida por su corresponsal en Ayacucho.
Esta vez omitió el tratamiento de los temas de justicia campesina y del nacionalismo indígena y en su lugar se exigió una drástica sanción a los responsables de la muerte de los periodistas.
El diario responsabilizó a Sendero Luminoso de instigar a los campesinos a tomar justicia en sus propias manos, y de esta manera cambió su interpretación nacionalista por otra más violenta para explicar la muerte de los periodistas.
El País
Otra postura fue la del diario español, “El País”, que hizo un análisis opuesto al que perfiló “El Comercio”, afirmando que los periodistas fueron asesinados a pedradas y machetazos por los comuneros de Uchuraccay al haber sido confundidos con los guerrilleros senderistas.
Además dio la versión de la oposición política, basándose en fuentes anónimas el diario pudo afirmar la existencia del terrorismo de Estado, patrocinado por el Ejército, y que había convertido a Ayacucho en un escenario proclive para la persecución de civiles.
El corresponsal español reconoció que Sendero Luminoso supo aprovecharse de la extrema pobreza y de la opresión cultural de una región donde se razonaba en términos no occidentales, todo esto para poder arraigarse en la población andina.
The New York Times
El tercer diario encargado de comentar los hechos fue el “The New York Times”, pero a diferencia de “El Comercio” y “El País”, no envió corresponsales a Ayacucho.
El público se mantuvo informado mediante resúmenes de los cables de las agencias internacionales de prensa. No obstante eso, en “The New York Times Magazine”, Mario Vargas Llosa publicó una extensa crónica dando su versión sobre los sucesos, encargándose de dar un discurso social distinto al expresado por “El Comercio” y “El País”. El escritor llegó a la conclusión de que una Comisión Investigadora exculpó al Gobierno, al Ejército y a la policía de todo tipo de implicancias en la masacre de los periodistas.
La Comisión atribuyó las muertes a una reacción irracional, a un pánico colectivo, por lo que se acusó a los comuneros de asesinato involuntario. Según este diario, se trasladaba al problema de la violencia peruana el lenguaje de la guerra fría.
El diario neoyorquino temía que Sendero Luminoso fuera la expresión del contagio de las guerrillas centroamericanas al resto del continente. Para entender porqué en Perú había surgido un grupo guerrillero de las características de Sendero, la opinión pública norteamericana tenía antes que familiarizarse con la inexistencia de una cultura democrática en las sociedades latinoamericanas.
La matanza de los ocho periodistas en Uchuraccay obligó a los tres periódicos de referencia a cambiar o matizar sus comentarios iniciales sobre Sendero.
“El Comercio” abandonó su hipótesis del complot internacional, pero persistió en sus perspectivas legal criminalista y militar policial, para seguir sosteniendo su relato sobre las acciones de Sendero Luminoso como propias de delincuentes.
“El País” se inclinó por un enfoque histórico-antropológico, definiendo a Sendero como una guerrilla campesina.
El “New York Times” proyectó a la opinión pública norteamericana un enfoque político del terrorismo de Sendero Luminoso que le asemejaba a una guerrilla comunista integrada por un resentimiento social y amparada por la cultura arcaica de los campesinos ayacuchanos.
Recopilado por Fernando Tsuneshige kawamura.
pegaso125@hotmail.com
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