El trasfondo de la expulsión de la luchadora social Lori Berenson

10/12/2015

Ninguna autoridad o juez ha considerado en algún momento el interés supremo de su hijo, el niño peruano, Salvador, de seis años, condenado también a la expulsión a perpetuidad.

Ninguna autoridad o juez ha valorado que la condenada Lori Berenson jamás empuñó u disparó un arma contra civiles inocentes u oponentes militares en el conflicto interno.

La insistencia de los políticos del gobierno de turno de convalidar la expulsión a perpetuidad de Salvador, con su madre, porque se trataba de una terrorista, es desairada por la prensa estadounidense, que la reconoce solo como una activista o colaboradora.

El país entero ha sido testigo de una proeza ominosa del gobierno del presidente Ollanta Humala, de sus funcionarios de la Superintendencia Nacional de Migraciones, del Primer Juzgado Penal Nacional y de la Policía de Extranjería, de ejecutar apresuradamente la orden gubernamental de expulsión del país, a perpetuidad, de la luchadora política estadunidense, Lori Berenson y de su menor hijo, el niño peruano de seis años de edad, Salvador.


Imagen de Berenson luego de su captura el 25 de noviembre de 1995.


Lima, 27 Mayo Del 2010

Liberación de Lori Berenson, Terrorista Estadounidense Que Fue Miembro Del MRTA.Y estaba planeando tomar El Congreso De La República.
Berenson purgo condena durante 15 Años En el Penal De Chorrillos.







                            En el departamento de Miraflores, donde vivió hostilizada por vecindario xenófobo.

 Berenson, en una de las veces que acudió a la audiencia de su juzgamiento

 Custodiada por policías, en el momento de ser expulsada del país, junto a su hijo, Salvador, a bordo del coche.

Minutos antes de empreder vuelo de retorno a EEUU, en la sala de espera, en ejecución de la expulsión del país.

Ni el mandatario, ni menos las citadas autoridades han considerado en algún momento la existencia del niño peruano Salvador, de nacionalidad peruana, hijo de Lori Berenson, habido en sus relaciones con un ciudadano peruano, el abogado Aníbal Apari. Simplemente lo ignoraron, se zurraron en su existencia, les importó un bledo que al extrañar del país a su madre, también condenaban al niño peruano Salvador, al extrañamiento a perpetuidad.



El hijo de Lori Berenson,  como todos los niños peruanos, tiene derechos, el principal de ellos, negado por las autoridades peruanas, de crecer en su patria, desarrollarse al amparo de las instituciones tutelares, borradas de un plumazo por el anticomunismo cerril de las autoridades, derechos que de haberse considerado habrían llevado a la indulgencia de permitirle, juntamente con su madre, a hacer realidad sus derechos, de crecer, de nutrirse, de ser peruano en su propio suelo, en su propio aire y en su propia historia.

Gestos

Es increíble los tiempos de crueldad e insensibilidad política y social de los integrantes de los partidos que se vienen turnando en el gobierno. Ninguna magnanimidad, ninguna expresión de conciliación, ningún propósito de perdón, ninguna misericordia para un niño peruano, como enseñan las fuentes del cristianismo, olvidado y sepultado por el seudo cristianismo que impera en las instituciones.

 No se ha visto un solo gesto de los políticos, tampoco a una sola de las iglesias, ni menos a una sola de las ONG oficiales que maman de las ubres del Ministerio de la Mujer y  supuestamente trabajan por los derechos de las mujeres y de los niños, a identificarse y sacar la cara por los derechos del niño Salvador.

Felizmente, otras ONGs no oficiales y personas excepcionales supieron preocuparse por él y brindarle un justo apoyo moral a Salvador, en el lapso desde que nació en el 2009 hasta su expulsión juntamente con su madre, Lori Berenson, el pasado 20 de noviembre de 2015.

La propia Berenson, las ha mencionado genéricamente en una entrevista publicada el domingo 29 de noviembre en el diario La República, días después de su expulsión: “Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a quienes me han brindado cariño y solidaridad a lo largo de estos años. Y a las personas e instituciones con las que he tenido contacto por mi hijo, y que han trabajado con él brindándole su apoyo profesional o en la escuela, con mucha dedicación a pesar del estigma social asociado a mi persona”.


“Evangelina”

Imposible dejar de mencionar, entre esas personas, a la actriz y escritora nacional, Delfina Paredes, creadora del carismático personaje “Evangelina”, quién solo días después de que Lori Berenson salió de la cárcel con su hijo y se instaló en un departamento de Miraflores, la visitó llevándole un chullo para que Salvador se abrigue durante el invierno limeño. Visitar a Lori Berenson era en verdad una proeza, porque hacerlo significaba enfrentarse a un vecindario “pituco” hostil, que no perdía ocasión de insultarla y pedirle que se vaya del país.

Un juez o un justicia justa, que en el presente caso no han existido, hubieran valorado como atenuante de una medida extrema de larga carcelería y expulsión aplicada a Lori Berenson y su hijo peruano, el hecho de que ella jamás empuñó u disparó un arma durante la insurrección emerretista, ni menos participó en muertes de civiles inocentes o de oponentes militares o secuestro de empresarios.

Berenson solo fue una colaboradora de un plan del MRTA de capturar el Congreso y tomar en rehenes a los congresistas, para canjearlos por sus militantes presos, que se frustró con el allanamiento de la Dircote de un inmueble de Surco, el 25 de noviembre de 1995, donde fueron detenidos un grupo de dirigentes nacionales del MRTA y la propia Berenson.

Colaboradora

La propia prensa estadounidense, frente a la cual la prensa nacional es una caricatura o un remedo de prensa seria por su vocación, desde los tiempos de Fujimori, de vender su línea editorial a los grupos de poder a cambio de un plato de lentejas, lo que sigue ocurriendo descaradamente. La agencia Associated Press calificó a Berenson de “activista”, y la agencia Reuters de “colaborar con un grupo de rebeldes izquierdistas” y en ningún momento la han motejado de “terrorista”.

Su colaboración se había remitido a participar en la elaboración de un croquis de las instalaciones internas del Congreso, juntamente con Nancy Gilvonio, esposa del desaparecido Néstor Cerpa Cartollini, que sirviera para la ejecución del plan que iba a estar a cargo de un comando emerretista entrenado, y ahora se sabe que entre ellos no estaría incluido la Berenson.

El plan nunca se ejecutó, por lo que legalmente estaría en un caso penal de tentativa de delito. Es decir, el delito no llegó a cometerse y un juez o justicia justa debieron valorarlo, como queda dicho, de atenuante, en la aplicación de una pena, lo que no ocurrió.

Un año después del fracaso de ese plan, por todos es conocido, el MRTA, ejecutó el 17 de diciembre de 1996, el asalto de la residencia del embajador japonés y la toma en rehenes, al final, de 72 personas, cuyos ejecutores pagaron con su vidas, pues todos ellos, liderados por Néstor Cerpa Cartollini, fueron ultimados por los comandos militares.

Nobleza

Los vencedores de cualquier guerra interna u externa, en este caso de un conflicto interno iniciado por la declaratoria de guerra que hizo Sendero Luminoso al Estado peruano en Chuschi en 1980, perdieron la oportunidad de actuar con nobleza, de aplicar mano dura donde correspondiera y generosidad a quienes lo merecieran, teniendo en cuenta que los contrincantes internos, equivocados o no, se habían levantado en armas en aras de un ideal político de redención social

Los peruanos guardan en su historia precedentes de nobleza con el enemigo. Recuérdese al “Peruano del Milenio”, el almirante Miguel Grau, perdonando y rescatando con vida a los invasores chilenos, en la mal llamada guerra del Pacífico, que naufragaron luego del hundimiento de la “Esmeralda”, en el combate de Iquique del 21 de mayo de 1879, luego de que los cañones del “Huáscar” la mandaron a pique.

Proyección

En oposición a esa tradición de nobleza, las autoridades civiles en la expulsión a perpetuidad del niño Salvador han incurrido en una proyección de los excesos cometidos contra niños inocentes, asesinados juntos a sus padres y abuelos en las matanzas atribuidas a los uniformados en las localidades de Acomarca, Cayara, Putis, solo por citar los casos más emblemáticos, cuyos principales autores gozan de la más absoluta impunidad.

El ex teniente Telmo Hurtado, en una confesión a los jueces que lo procesaron por la matanza de Accomarca, ha justificado los excesos diciendo que esos niños incluidos en esas injustas muertes estaban condenados a ser también senderistas. Más o menos lo mismo que han hecho los ejércitos occidentales en Vietnam, Laos, Cambodia, Corea, en las intervenciones militares a Irak, Afganistán y últimamente en Siria y Yemen. Los niños no importan, tampoco sus madres ni los civiles en general.

Conciliación

Los jueces que se ufanan de integrar uno de los poderes –valga la redundancia- más poderosos del Estado, debieran correctivamente impulsar la aplicación de una política interna de conciliación con los vencidos, en particular con los que no incurrieron en excesos, tanto en las filas de los insurrectos como en la de los militares, lo que los políticos de los gobiernos de turno, preñados de anticomunismo vomitivo, se muestran incapaces de hacerlo.

Recuérdese que los alzados en armas fueron los vencidos y contra ellos hubo una política de tierra arrasada y exterminio, que comprendió indebidamente a los miles de civiles, entre ellos niños con sus padres y abuelos, por el supuesto delito de que los insurrectos eran naturales de sus localidades.

En otro episodio, de menor envergadura, ocurrido en 1965 con el movimiento guerrillero liderado por Luis de la Puente Uceda y Guillermo Lobatón, el Estado vencedor, liderado por el general Juan Velasco Alvarado, dio paso a una política de conciliación, que significó no solo liberar a los sobrevivientes, sino también convocó a los que reunían grandeza moral y espiritual  para trabajar en su gobierno de transformaciones sociales. 

Ahora, por supuesto, ese tipo de perdón nunca ocurrirá, porque los gobiernos de turno no están empeñados en ninguna reforma de justicia social, sino muy por el contrario, ensoberbecidos por su victoria militar interna, impulsan toda clase de reformas para uncir al país al sistema global de explotación capitalista, convertirnos en un país de economía extractivista y despojarle a los sectores socialmente desfavorecidos de toda oportunidad de una vida digna. (09 diciembre 2015).

Por César Aching Guzmán