Augusto B. Leguía (1908 a 1912 y de 1919 a 1930)

Augusto Bernardino Leguía y Salcedo (Lambayeque, 19 de febrero de 1863-Callao, 6 de febrero de 1932) fue un político peruano, que ejerció dos veces la presidencia constitucional del Perú: de 1908 a 1912 y de 1919 a 1930. A este último período, que suma diez años y diez meses consecutivos, resultado de tres sucesivas reelecciones, se le conoce como el Oncenio de Leguía. 

En total gobernó quince años, y ganó cuatro elecciones presidenciales, siendo el mandatario peruano que más tiempo ha gobernado hasta el momento.



Tuvo un gobierno marcado por la modernización del Perú y una fuerte concentración del poder en sus manos. Sin embargo, también fue conocido por su autoritarismo y el control de las instituciones políticas y sociales. A continuación, se amplía sobre sus obras, la carcelización de opositores y su muerte.

Obras de su gobierno

Durante sus dos mandatos, especialmente en su segundo período (1919-1930), Leguía llevó a cabo varios proyectos importantes que transformaron el país, aunque también enfrentó críticas por su estilo de gobierno autoritario.

Infraestructura y modernización:

Ferrocarriles:

Leguía promovió la expansión de la red ferroviaria, lo que facilitó el transporte de mercancías y personas en diversas regiones del país.

Puertos y comunicaciones:

Se construyeron nuevos puertos y se modernizaron las comunicaciones, buscando mejorar la conexión con el exterior, especialmente con Estados Unidos y Europa.

Redes viales y electricidad:

Fomentó el desarrollo de la infraestructura vial y la electrificación de varias ciudades del país, buscando un mayor dinamismo económico.

Ley de reforma agraria:

Aunque no fue una reforma profunda como las que se intentaron más tarde en el siglo XX, en 1920 Leguía implementó medidas de reorganización del sector agrario, como la creación de instituciones para regular el crédito agrícola y mejorar las condiciones de los campesinos, aunque estos cambios fueron limitados y poco efectivos.

Modernización del Estado:


Ley de Censura: A pesar de la modernización en términos de infraestructura, Leguía también instauró un gobierno represivo que controló la prensa y limitó las libertades políticas, lo que resultó en un régimen autoritario.

Creación de nuevas instituciones: Durante su gobierno se crearon varias instituciones que promovieron el desarrollo económico, como el Banco Central de Reserva del Perú, aunque también dependían de la influencia extranjera.

Relación con Estados Unidos:

Leguía estrechó la relación con Estados Unidos, facilitando la inversión estadounidense en el país, especialmente en los sectores de petróleo y minería. Esto permitió el desarrollo económico en algunas áreas, pero también intensificó la dependencia económica y política del país con el imperio estadounidense.

Represión, cárcel y persecución de opositores

El gobierno de Leguía fue también caracterizado por la represión y el control de la oposición política. Durante su segundo mandato, se instauró un régimen autoritario que no dudó en usar el encarcelamiento y otras tácticas represivas contra aquellos que se oponían a su gobierno:

Control político y represión

Desaparición de la oposición: Leguía se encargó de desarticular las fuerzas opositoras. Cualquier grupo o partido que no estuviera alineado con su gobierno fue severamente reprimido. Los opositores fueron encarcelados, exiliados o perseguidos.

La represión del Congreso y de los partidos: Durante su gobierno, Leguía disolvió el Congreso en varias ocasiones y creó un ambiente en el que la libertad de expresión y la acción política se vieron severamente restringidas.

Cárcel para los opositores:

Persecución de líderes opositores: Los principales líderes opositores a su régimen, incluidos los miembros del Partido Civilista y otros partidos de izquierda, fueron encarcelados, perseguidos o forzados al exilio.

Exilio de opositores: Muchos opositores se vieron obligados a exiliarse, entre ellos personajes como Víctor Raúl Haya de la Torre, quien fue uno de los principales líderes de la oposición y fundó el APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana).

Muerte de Augusto Leguía

La caída de Leguía fue dramática y estuvo marcada por un golpe de Estado que reflejó el descontento generalizado por su gobierno autoritario y la crisis económica derivada de la Gran Depresión de 1929.

Golpe de Estado de 1930:

El 27 de agosto de 1930, Leguía fue derrocado en un golpe de Estado liderado por Luis Miguel Sánchez Cerro, quien asumió la presidencia del país. Este golpe fue impulsado por el descontento popular debido a la crisis económica y la creciente represión de su gobierno.

Aunque Leguía intentó resistir, su régimen fue rápidamente derrocado por las fuerzas militares y políticas que estaban en desacuerdo con su manejo del país.

Exilio y muerte:

Después de su derrocamiento, Leguía fue arrestado y luego exiliado a Paraguay. En su exilio, vivió una vida alejada del poder y en condiciones precarias.

Fallecimiento

Leguía fue embarcado en el crucero Almirante Grau rumbo a Panamá, pero los revolucionarios exigieron su prisión y ordenaron el regreso del buque. Leguía fue trasladado primero a la isla de El Frontón y luego al Panóptico o penitenciaría central de Lima. La residencia del expresidente fue asaltada por la muchedumbre y también las de los principales miembros de su gobierno.

Anciano, enfermo, incomunicado, sin contar con asistencia médica, Leguía padeció un largo sufrimiento, atendido solo por su hijo Juan Leguía Swayne, que voluntariamente lo acompañó en su encierro.

Vivió 14 meses encerrado en una celda precaria de nueve metros cuadrados, cuya única ventana fue tapiada. 

Durante su tiempo bajo arresto, ninguno de los que consideró como sus aliados y amigos lo visitó o se preocupó por él. Solo cuando se le agravó su mal prostático y contrajo una bronconeumonía fue trasladado al Hospital Naval de Bellavista, en el Callao. 

Allí falleció el 6 de febrero de 1932 y fue enterrado en el Cementerio Baquíjano. Años más tarde, sus restos fueron trasladados al Cementerio Presbítero Maestro, acompañado de una silenciosa multitud. Décadas después, Haya de la Torre diría que Leguía fue el mejor presidente peruano del siglo XX, reconociéndolo como aquel que "modernizó" el Perú.

Por: pegaso125