27 Ago, 2024
Un despegue rutinario se convirtió en una carrera contrarreloj por salvar vidas cuando los instrumentos de vuelo fallaron inexplicablemente.
Una mancha aceitosa en el océano fue la primera señal del desastre ocurrido con el vuelo 603 de Aeroperú. Foto: FlightAirWorld
Una noche fatídica se cernió sobre los cielos de Lima el 2 de octubre de 1996. El vuelo 603 de Aeroperú, con destino a Santiago de Chile, despegó del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez alrededor de las 00:40 horas. A bordo viajaban 70 personas, entre tripulación y pasajeros, cuyas vidas se verían truncadas por una serie de eventos inesperados y caóticos que desencadenarían en una carrera contrarreloj por aterrizar de emergencia.
Poco después del despegue, los pilotos se enfrentaron a una situación crítica que pondría a prueba su experiencia y habilidades. Los altímetros y el indicador de velocidad fallaron repentinamente, lo que provocó una confusión total en la cabina. A medida que transcurrían los angustiantes minutos, la falta de instrumentos confiables sumió a la tripulación en un caos del que no lograría salir. Pese a los desesperados intentos de solucionar el problema, el desenlace sería trágico e inevitable.
¿Cuáles fueron los primeros indicios de la tragedia?
Según el informe publicado por la Comisión de Investigación de Accidentes de la Dirección General de Transporte Aéreo, el Boeing 757-200 alcanzó cierta altura después del despegue, los pilotos se percataron de que los altímetros no respondían correctamente, se indicó una altura de 0 pies cuando la aeronave ya estaba en el aire. Al mismo tiempo, el indicador de velocidad también cayó y provocó la activación de varias alarmas.
Por:Abigail Villantoy Gómez
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