17 de septiembre de 2024
A raíz del fallecimiento de Alberto Fujimori, varias personas en redes sociales han cuestionado como un error de su gobierno la privatización de empresas públicas. Lo que no es cierto.
Veamos:
Las 220 empresas estatales que fueron creados desde el gobierno de Velasco Alvarado a 1989 generaban pérdidas acumuladas por más de 17 mil millones de dólares y lo peor que estas empresas eran utilizadas como agencias de empleo para que los gobiernos de turno puedan dar trabajo a sus militantes.
Por ejemplo:
Entel tenía 11 000 trabajadores;
ENCI 500 trabajadores;
Electro Lima 5000;
Pesca Perú 2800;
Enafer 6000,
Sedapal 3500;
Paramonga 4500,
Petromar 2734 trabajadores, etc.
Todas generaban cuantiosas pérdidas que eran cubiertas por el fisco, es decir por todos nosotros, que aportamos vía impuestos.
En contraposición la inversión privada era casi nula y la inversión pública se financiaba con préstamos del Fondo Monetario Internacional, llegando a ser insostenible esta situación.
Al llegar a 1990 la situación financiera del Perú era precaria y sin inversión privada era muy dificil equilibrar nuestra economía.
Ello estaba acompañado de la galopante inflación; el dólar subía todos los días y cada vez nuestro Inti valía menos y no alcanzaba para comprar los productos básicos. Tener teléfono era como sacarse la lotería, había que esperar 5 a 10 años.
Conseguir un empleo era muy difícil.
Entonces Fujimori tomó la decisión de privatizar las empresas públicas (si hubiera ganado Vargas Llosa, también lo hubiera hecho).
Se creó la Comisión de Promoción de la Inversión Privada (Copri) que tuvo a su cargo de formular las bases de licitación para la privatización de cada empresa.
Durante el período 1992-96 se privatizó cerca de 110 empresas estatales, lo que generó ingresos para el Estado por $7200 millones y compromisos de inversión por $6000 millones.
Con la privatización se dio paso a la inversión extranjera que posibilitó un crecimiento económico del país donde al 2004 llegamos al 14 %, versus al 3 % de hoy.
Por ejemplo, gozamos de varias empresas de telefonía que nos permiten estar al mismo nivel de los países del primer mundo.
Este ha sido un proceso doloroso para los trabajadores, porque muchos no pudieron reeinsertarse por falta de preparación, estaban desfasados o porque eran mayores de edad. Pero cada trabajador recibió un incentivo para un emprendimiento, a parte de sus beneficios sociales.
Han pasado más de 30 años y los frutos de la privatización estamos viendo que fue positivo y saludable para el Estado y todo el país, cuya función actual es la de fomentar la inversión y ser ente regulador de la actividad privada.
Creo que hay empresas estratégicas que deben seguir en manos del Estado como Petroperú, pero estas deben adecuarse a políticas que permitan generar su autosostenimiento y no depender de fondos del erario nacional.
Por DIARIO VIRAL
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