1975: LA CAÍDA DE VELASCO

El 5 de febrero de 1975 generó una fuerte crisis al interior del gobierno militar,sumada a los padecimientos físicos de Juan Velasco Alvarado y los enfrentamientos entre facciones al interior del gabinete ministerial. Finalmente, el 29 de agosto de 1975, en Tacna, Francisco Morales Bermúdez, entonces comandante general del Ejército, anunció el relevo de Velasco.

Los hechos del 5 de febrero abrieron espacios a los sectores conservadores de las Fuerzas Armadas. Además de la situación política y económica, y de la posibilidad de un conflicto militar con Chile, las Fuerzas Armadas temían que las protestas y movilizaciones populares se incrementaran favoreciendo a los partidos de la izquierda radical.

La Marina recuperó posiciones cuando en julio de 1975 logra que el general Velasco retire al comandante general de la Marina nombrado por él, a favor de uno elegido por la propia arma. Al interior del Ejército comenzó a debatirse nuevamente el tema del relevo de Velasco: un grupo de oficiales se pone en contacto con colegas de la Marina y la Aviación, y con el presidente del Consejo de Ministros y comandante general del Ejército, general Francisco Morales Bermúdez

A pesar de los objetivos diferentes, los diversos sectores al interior de las Fuerzas Armadas estaban de acuerdo en la necesidad del recambio del general Velasco: la Marina y los conservadores querían un relevo para dar marcha atrás en las reformas, “la Misión” deseaba fortalecer su política de control del movimiento social, y “los progresistas” querían continuar con el proceso de reformas. Pero cada sector era incapaz por sí solo de imponerse a los otros, por lo que se plantearon establecer un mínimo de acuerdos en garantía de la unidad institucional de las Fuerzas Armadas.

Entonces ya se barajaba el nombre del general Francisco Morales Bermúdez como un hombre de consenso, quien además seguía jerárquicamente al general Velasco y había negociado con los diferentes comandantes de las Fuerzas Armadas pero sin llegar aún a acuerdos definitivos.

Morales Bermúdez aprovecha un viaje al sur del país y desde la ciudad de Tacna se subleva, logrando la adhesión de los comandantes de las diferentes regiones militares.

Al mediodía del 29 de agosto de 1975 el general Velasco abandona palacio de Gobierno.


LA SEGUNDA FASE

Inicialmente el desplazamiento del general Velasco de la presidencia de la República no significó ningún cambio sustancial, lo que permitió al discurso oficial señalar que se trataba del cumplimiento de las normas internas de las Fuerzas Armadas, dado que el general Velasco ya no se hallaba en actividad.

Se anunció asimismo la profundización de las reformas y el cumplimiento de la transferencia del poder al pueblo organizado. En ese sentido, la salida del general Velasco fue presentada como el inicio de una “segunda fase” de la revolución peruana. Pero realmente, ante el adelanto de los planes por parte del general Morales Bermúdez, las diferentes posiciones castrenses entraban a una nueva situación frente al rumbo que debía tomar el gobierno.

Inicialmente, el general Morales Bermúdez mantuvo el discurso reformista radical, con el objetivo de no provocar las protestas del movimiento social ni producir giros abruptos. Se abrían nuevas posibilidades de negociación, tanto dentro como fuera de las Fuerzas Armadas; para iniciarla, el general Morales Bermúdez mostró cierta apertura política hacia los sectores civiles, revocando las deportaciones dictadas a principios de agosto contra políticos y periodistas, a excepción de Eudocio Ravines, quien moriría en su exilio en México, en 1979. También se dio una relativa apertura a la prensa mediante la autorización de publicación a revistas y semanarios políticos, que harían de este período una de los más ricos en debate político y de mayor politización social. Entre ellos destacan, además de la revista Caretas, Oiga, Equis X (de Ismael Frías), El Tiempo (de Alfonso Baella Tuesta), Opinión Libre (vinculado al diario La Prensa) y Marka (perteneciente a un conglomerado de partidos de izquierda). Sin embargo, los nuevos diarios, debido a la incertidumbre del curso político y a los elevados costos, funcionaron al ritmo de constantes clausuras y reaperturas.

Morales Bermúdez inició también el desplazamiento de los integrantes de “la Misión”, los colaboradores más cercanos del general Velasco. La tendencia más radical, la de “los progresistas”, mantendría su presencia en el gobierno durante un año más. Se dictaron asimismo medidas de radicalización e impulso de la reforma agraria y de la propiedad social y, en un nuevo intento por institucionalizar el proceso de reformas, se crea el Frente de Defensa de la Revolución Peruana (FDRP), encabezado por el dirigente campesino Avelino Mar. Finalmente, se nombró una comisión para la formulación de un nuevo plan de gobierno que sería conocido como “Plan Túpac Amaru”, cuyas propuestas no pasaron de ser meras declaraciones retóricas y formales.

En su papel de mediador de las tendencias al interior de las Fuerzas Armadas, Morales Bermúdez dictó también medidas orientadas a favorecer a los sectores conservadores: hacia mediados de 1976, desplazó del gobierno a “los progresistas”, recortó la estabilidad laboral, encarceló en la colonia penal de El Sepa a un importante grupo de asesores sindicales y flexibilizó el trato a los empresarios. Esto provocó un paro regional de la CGTP en Lima y el Callao el 29 de diciembre de 1975, el primero desde 1968.

Por:pegaso125

Fuente: Historia del Perú Contemporáneo


Te puede interesar:

Del Tacnazo a la democracia: la caída de la última dictadura militar en el Perú