En 1985, durante su primer gobierno, el presidente Alan García presentó una propuesta que generó un intenso debate: trasladar la capital del Perú de Lima a otra ciudad. Esta idea surgió debido a las crecientes problemáticas urbanas que enfrentaba Lima, como la congestión, el centralismo extremo, el deterioro de la infraestructura, y la creciente población que superaba la capacidad de la ciudad para ofrecer servicios básicos adecuados. La propuesta también buscaba descentralizar el país, promoviendo un desarrollo más equilibrado y fortaleciendo otras regiones.
Contexto de la propuesta
Lima, fundada en 1535 por Francisco Pizarro, había sido el epicentro político, económico y cultural del Perú desde la época colonial. Sin embargo, su acelerado crecimiento demográfico y la falta de planificación urbana conllevaron problemas como el desorden territorial, los cinturones de pobreza, y una marcada desigualdad entre los distritos más desarrollados y los marginales.
García planteó que trasladar la capital podría ser una solución para redistribuir la población y los recursos hacia otras regiones del país, además de reducir la dependencia de Lima. Algunas de las ubicaciones consideradas fueron ciudades de menor tamaño, estratégicamente situadas en el centro del país, como Huancayo o Cusco, las cuales ya tenían cierta infraestructura y accesibilidad.
Obstáculos y razones para el fracaso
A pesar de la ambiciosa visión, la propuesta no se materializó por diversas razones:
Falta de consenso político: El traslado requería una inversión considerable y acuerdos intersectoriales, lo que no logró el apoyo necesario.
Crisis económica: El Perú enfrentaba en ese momento una grave crisis económica con hiperinflación y desabastecimiento, lo que hacía inviable financiar un proyecto de tal magnitud.
Resistencia social: Lima, con su relevancia histórica y cultural, representaba un núcleo identitario para el país, lo que dificultaba el cambio de percepción sobre su rol como capital.
Urgencias inmediatas: El aumento de la violencia por parte de grupos insurgentes, como Sendero Luminoso y el MRTA, desviaron la atención de las reformas estructurales hacia la lucha contra el terrorismo.
Herencia de la propuesta
Aunque el traslado de la capital no se llevó a cabo, la discusión abrió paso a la necesidad de pensar en una descentralización efectiva, una meta que continúa siendo un desafío para el país. Las reformas descentralizadoras posteriores intentaron delegar más funciones y recursos a los gobiernos regionales, aunque con resultados mixtos.
Fuente:pegaso125
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