18/11/2018
Martes 22 de noviembre de 1988:
Hace 30 años la vida pareció terminar para las grandes mayorías de peruanos que habían decidido quedarse a vivir en el país.
Mientras miles empezaban el éxodo que los llevó a poblar las principales ciudades de los 5 continentes, otros se quedaron a soportar la peor situación política-económica que sufrió el Perú en el siglo XX.
El llamado Martes Negro.
El ex ministro aprista César Vásquez Bazán indica que:
“Salinas fue nombrado ministro de Economía y Finanzas en septiembre de 1988. En los días anteriores a su toma de posesión, la cotización oficial del dólar se encontraba en 33 intis y el precio del dólar en la calle (el denominado “dólar paralelo”) era 284 intis.
Intentando llevar el precio del dólar oficial al mismo nivel que el precio del dólar paralelo, el “Salinazo” devaluó drásticamente la moneda peruana.
De 33 intis por dólar oficial se pasó a pagar 250 intis por dólar oficial…Lo terrible fue que al subir la cotización del dólar oficial a 250 intis por dólar, el dólar paralelo no se quedó quieto y paso a cotizarse en 425 intis. Un mes después, en octubre de 1988, el dólar paralelo había vuelto a subir de precio, esta vez a 505 intis por dólar, el doble de la cotización del dólar oficial”.
Abel Salinas, militante aprista y gran amigo de Alan García Pérez, fue nombrado ministro de economía para lograr “reinsertar” al país en el Banco Mundial.
Para ello, llegó al Perú el funcionario Ricardo Lago, quien nos impuso la política de adelantar la devaluación del dólar con la intención de no permitir que el llamado “dólar paralelo” continúe devaluando la moneda.
Todo ello sin un plan económico que no permita la especulación y el desabastecimiento. En realidad, la desesperación de García Pérez por evitar la futura hiperinflación determinó que acepte convertir al país en un laboratorio para probar una receta que luego será rechazada en el resto del planeta.
Vásquez Bazán (quien también fue ministro de economía del régimen de García) continúa:
“Como el adelanto cambiario “ganado” con el “Salinazo” se había perdido, Abel Salinas procedió a encajarle al país un segundo “paquetazo”. Esto sucedió el 22 de noviembre de 1988 e incluyó una segunda devaluación traumática, en la que se duplicó el precio del dólar oficial, el cual pasó a 500 intis, para que reflejase nuevamente la cotización del dólar paralelo. Otra vez, el dólar paralelo no se quedó quieto y pasó a cotizarse en 690 intis…Curiosamente, el anuncio del segundo “paquetazo” coincidió con la salida de agua fétida en la ciudad de Lima”.
Como ya se indicó, la desesperación de García Pérez por “arreglar” aquella economía creada por su modelo heterodoxo, determinó que los llamados “paquetazos” se impongan.
La situación empeoró, generando mayor caos social y político entre los peruanos. La última parte de lo expuesto por su ex ministro Vásquez Bazán fue la gota que derramó el vaso de agua fétida. Los limeños se levantaron temprano para realizar sus actividades cotidianas y encontraron que de los caños caía agua oscura, marrón y con olor a heces y excremento humano.
El caos se generalizó. Ese fue el día en que varios cientos de miles de peruanos determinaron que su destino era no seguir en el país.
El periodista Marco Chumpitaz recuerda:
“Recuerdo muy bien un día insólito: el 22 de noviembre de 1988. Aquella mañana los limeños se dieron cuenta de que el agua de los caños y las duchas tenía un aspecto turbio y un olor totalmente fétido.
Al parecer, por un "error técnico", La Atarjea había sido contaminada por lodos pestilentes, llenos de heces.
En efecto, la gente que se bañaba o tomaba el agua aquella mañana, estaba bebiendo agua infectada con residuos fecales (sí, "caca"), pese a que Sedapal lo negaba una y otra vez…Pero ahí no acababa la cosa. Aquella madrugada, Sendero Luminoso derrumbaba 32 torres de alta tensión, produciendo un apagón gigantesco.
Y al día siguiente, el anuncio de un nuevo paquetazo (alza de precios) hizo colapsar los mercados, al punto que muchos mayoristas rechazaban vender sus productos. El resultado: largas colas, miedo, rabia y una sensación de orfandad permanente. Así se vivía en esos tiempos”.
Un recuerdo apocalíptico del día del fin del mundo. Los limeños despertaron a oscuras producto de las torres derrumbadas que dejaron sin fluido eléctrico a las ciudades desde Chiclayo hasta Arequipa. En la oscura mañana muchos no se percataron de las aguas fétidas. Las panaderías cerradas. Las tiendas atendían por las ventanas. El miedo al saqueo cundía. Las bombas se habían escuchado toda la madrugada. Sólo en Palacio de Gobierno el agua que se bebía era importada. Además, las ventanas dejaban ver los focos prendidos. El país en tinieblas y en palacio el baile continuaba de amanecida.
Además, el país se encontraba sumido en una huelga indefinida de los trabajadores afiliados a la Federación de Empleados Bancarios, lo que significaba mayores restricciones para acceder al dinero existente en los bancos del Perú. Así mismo, el Comando Rodrigo Franco lanzó amenazas públicas contra el periodista César Hildebrantd y el senador Javier Silva Ruete, por haber solicitado la renuncia de Alan García Pérez a la Presidencia de la República y la convocatoria a nuevas elecciones para salvar al país de la debacle inminente debido al festín realizado con nuestras reservas internacionales por parte del régimen del Partido Aprista Peruano.
César Vásquez Bazán indica que:
“En estas circunstancias, a fines de noviembre de 1988, el descontrol cambiario obligó a renunciar al ministro Salinas. En realidad no había fracasado Salinas como hombre de confianza de García; lo que había naufragado era la política paquetera, fondomonetarista, de shock que “prestigiosos economistas” habían elaborado para él y que él había firmado como suya e implementado… Un mes después de la renuncia de Salinas, en diciembre de 1988, la cotización del dólar oficial seguía en 500 intis, pero el dólar paralelo se cotizaba ahora en 1,700 intis”.
A 30 años del martes negro del 22 de noviembre de 1988 debemos recordar toda la incapacidad que mostró un régimen como el del Partido Aprista Peruano que aprovechó del caos y la violencia política para realizar negocios ilegales que luego serían evaluados como delitos prescritos por el Poder Judicial de Blanca Nélida Colán.
*Historiador a favor del Colegio Profesional de Historiadores del Perú.
Por: Augusto Lostaunau Moscol
Fuente: noticierolibre
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