A principios de 1994, el Ejército aún se enfrentaba a dos enemigos simultáneamente:
El MRTA, que se encontraba al norte de Juanjuí y Valle del río Mayo (provincias de Saposoa, Rioja, Moyobamba, San José de Sisa y Tabalosos), pero estaba reducido y prácticamente desarticulado; y la Sendero Luminoso (organización terrorista Sendero Luminoso), ubicada en la margen izquierda del río Huallaga, en una zona selvática y de cerros muy elevados; de poblaciones pequeñas y salpicada de pozas de maceración de droga.
A este lugar, los propios senderistas lo denominaron “Bolsón Cuchara”,pues lo consideraban un territorio bajo su administración y agrupaba 12 comités populares.
Las tierras eran “chacras del pueblo” y para cultivarlas, los campesinos debían de firmar “cartas de sujeción” a la Sendero Luminoso y entregar el 20% ó 25% de la cosecha de droga al Comité Popular del Bolsón.
Luego, delegados senderistas que llegaban desde los puertos de Moena y Muyuna, pesaban los estupefacientes y controlaban que los traqueteros o acopiadores no utilicen balanzas adulteradas. Para cruzar de la margen derecha a la margen izquierda, los delegados senderistas verificaban que la gente que pasaba a la margen izquierda pertenezca a su organización.
Sendero Luminoso había iniciado la creación de un “Nuevo Estado”, lo que se facilitaba por la geografía del lugar.
Su estrategia era regular el mercado del narcotráfico y establecer un sistema centralizado de captación de dinero, capital humano y otros valores generados por el llamado “boom” de la coca.
Para un mejor control de la cuenca del Huallaga y del Ucayali, a cada territorio se le asignaba un batallón senderista con sus mandos político, militar y logístico. A raíz de las operaciones “Tarapacá y Ayacucho”, realizadas con anterioridad y que permitieron establecer una base del Ejército en Venenillo, la fuerza principal de la Sendero Luminoso (denominado “Batallón Nipón”) se había dividido en dos compañías: “Mar Rojo” y “Atreverse”, en el Huallaga y “Tormenta” y “Conquistar” en Ucayali.
Los primeros meses de 1994, la inteligencia del Ejército desplegada en el Huallaga localizó las áreas de influencia terrorista. Con esta información, el general Alfredo Rodríguez Riveros planeó, junto a su estado mayor, un conjunto de operaciones militares y psicológicas (que incluyeron el lanzamiento de un millón de volantes) designando para su ejecución al Batallón Contrasubversivo Nº 313, ubicado en Tingo María.
Los resultados fueron óptimos. Entre febrero y abril se presentaron poco más de dos mil arrepentidos al BCS Nº 113, y al cabo de dos años, la suma llegó a seis mil individuos.
Esto perjudicó enormemente la fuerza creada por Sendero Luminoso, que de 1,050 se redujo a 360 combatientes armados, que, sin embargo, se continuaba considerando un número significativo y controlaba grandes extensiones territoriales. El testimonio de un oficial explica cuánto ayudaba la colaboración de los arrepentidos en la tarea de desorganizar al enemigo:
Nosotros no éramos una patrulla, sino un grupo.
Tres eran arrepentidos, de los cuales uno fue un mando muy importante y dos mujeres, policías y nosotros, del Ejército. Todos íbamos de civil o a veces vestidos como senderistas. Lo bueno de andar con los arrepentidos era que la gente de los pueblos no sabía que estaban de nuestro lado.
Llegábamos a una casa y entrábamos como si fuéramos camaradas y preguntábamos que tal, como estaba el partido y cosas en común, hasta que en una de esas, el ex mando les decía: Yo ya no soy del partido, me salí.
Los señores que están aquí son del Ejército. Había que verles la cara que ponían. Entonces le hablábamos bien, le hacíamos entender que Sendero Luminoso estaba perdiendo la guerra. Ellos estaban seguros que estaban en la cuarta etapa. No sabían nada, no tenían ni radio. Antes de irnos, le dábamos diez soles y le decíamos: piénsalo. Toma mi número de teléfono y me llamas.
Y verdad, después llamaban o solitos aparecían por el cuartel.
Con el fin de eliminar a la fuerza senderista que mantenía el control total de los bolsones se planeó la operación “Aries”, emitiéndose un esquema de plan en cuya misión se enunciaba que: “[…] el Destacamento Leoncio Prado realizará operaciones contrasubversivas a partir del día “D” a la hora “H” en la zona del bolsón “Cuchara” y bolsón “Primavera”, en forma simultánea, para capturar y/o destruir a los senderistas y así lograr la pacificación en esa zona de responsabilidad […]”.
La ejecución del plan constaba de tres fases:
- La primera fase o primer tiempo consistía en apoyar con fuegos de helicóptero en la zona de Mantaro-Primavera-Colina-Muyuna.
- La segunda consistía en desplazar a las patrullas “Pachas” y “Velero” hacia Santa Marta y Colina, respectivamente, y con otras cuatro realizar acciones de bloqueo y engaño en Pavayacu, Pucat, UTC y Mohena.
- La tercera fase consistía en que las patrullas “Pachas” y “Velero” continuarían de Santa Marta y Colina hasta coincidir en Mantaro en busca de terroristas, mientras continuaban las acciones de engaño por las patrullas restantes.
El efectivo total era de 380 hombres, de los cuales 180 irían a dar encuentro a las fuerzas terroristas. Para dicho efecto, el comando del destacamento se adelantó a Tingo María.
Antes de iniciar la incursión, se comenzó con el lanzamiento de volantes en el ámbito del “bolsón”. El 5 de abril de 1994 a las tres de la tarde, una patrulla se enfrentó a una columna terrorista en Mohena, con el apoyo de dos helicópteros. Se recuperaron granadas, propaganda subversiva y víveres. Al día siguiente, otra patrulla sostuvo un nuevo combate y captura a cinco terroristas, los que son llevados a Tingo María.
El 9 de abril, a las cinco de la tarde, continúan los enfrentamientos. Mueren cuatro terroristas y seis son capturados.
Se recupera un fusil, munición y propaganda senderista. Los días siguientes, helicópteros inician el lanzamiento de volantes sobre los poblados, que contenían mensajes invocando al arrepentimiento; hasta que el día 12 se detectan once trincheras preparadas para emboscar una patrulla, en las proximidades del poblado de El Salvador.
Un helicóptero realiza apoyo de fuegos sobre la posición terrorista, antes que se inicie el enfrentamiento, en el cual fallecieron seis senderistas y se recuperaron fusiles, escopetas y trampas cazabobos.
Entre el 14 y 21 de abril continúan los combates en lugares diversos: Primavera, San Sebastián y áreas deshabitadas de la selva. Mueren cuatro terroristas, se captura a otros seis y se recupera otra cantidad de armamento y munición, gran parte del cual pertenecía a soldados y policías asesinados con anterioridad. En el Ejército muere 1 soldado y quedan 29 heridos, sin embargo, ese año, se registraron un total de 52 bajas en operaciones de guerra.
El 20 de abril, la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos presenta una denuncia pública por violación de derechos humanos, lo que genera la formación de una comisión del Congreso que acude a la zona de operaciones presidida por Carlos Blanco Oropeza y conformada por Manuel La Torre, Demetrio Patrias, Gilberto Siura, Hugo Zamata y Martha Chávez; asimismo, integraron ese grupo de parlamentarios Pedro Vílchez, Roger Cáceres, Gloria Helfer, Carlos Cuaresma y Ántero Flores Araoz, quienes no firmaron el informe. La comisión congresal aterrizó en Tingo María acompañada por miembros de la Coordinadora, un representante del Consejo por la Paz y periodistas de medios de comunicación capitalinos.
La inspección duró tres días y recorrió Aucayacu, Venenillo, Anda, Mohena, Shapingo y Carmen Alto. Al llegar a Venenillo, los visitantes se sorprendieron de las condiciones en que peleaban las tropas:
“La base de Venenillo tiene una construcción principal de material noble con un área aproximada de 100 metros cuadrados.
Las paredes de este local muestran la violencia de los ataques de fuego pesado que han sufrido. Se asienta en un área desbrozada de aproximadamente 10 hectáreas, alrededor de la construcción se han construido de manera rústica casamatas, donde el personal militar se mantiene vigilante y también pernocta. Las condiciones de vida de los efectivos del Ejército son precarias y a todas luces significa un esfuerzo fuera de lo común para cualquier ser humano que tenga que vivir en esas condiciones.
El 25, la comisión emprende el retorno a Lima. Realiza algunas acciones y remite las conclusiones preliminares al Congreso Constituyente. Si bien se comprobó que las presuntas irregularidades no eran tales, la detención de la ofensiva permitió que los mandos principales entre los que se encontraba el camarada “Artemio” , pudieran evadir el cerco que les puso el BCS Nº 313. Uno de los oficiales a cargo de la conducción de las operaciones de cerco relata:
“La Comisión se ha quedado unos 5 días, esos cinco días la gente estuvo sin comer, ni hablar, teníamos que abrir las puertas del cerco.
Entre los congresistas que llegaron estaba Gloria Helfer; yo los llevé a Venenillo, a Corvina, ellos decían que yo había arrasado con las poblaciones, les dije podemos ir a Bijao y otros sitios, cuando vieron la zona que no había nada, era puro monte, ellos tenían sus arrepentidos, eran terroristas y hablaron con ellos pero no aceptaron (su versión), entonces, Helfer dijo, ahí nomás, miró al fondo y dijo quiero ir allá, observó algo quemado, pensaría que estaba a unos 200 metros, cuando fuimos demoramos como dos horas, llegamos a la zona, hey, mira dijo Cáceres Velásquez, felices, era una escuela, entonces ellos dijeron aquí esta la prueba, pero era una escuela popular, cuando llegamos había una tremenda foto de Mao Tse Tung, banderas rojas quemadas, efectivamente nosotros habíamos entrado y quemado la bandera y foto de Mao y se quedaron lelos.
Cuando llegamos a Corvina, los soldados no sabían quienes eran, sólo sabían que era gente importante, ellos le prepararon de buena fe una limonada con caramelos, en una olla vieja que habían encontrado allí, para invitarles, cuando ellos vieron eso se pasaron de largo, cuando regresamos después de 5 horas de subida estaban deshidratados y buscaron la limonada, se la soplaron toda, esa es la realidad y nuestros soldados comen ahí, comen yuca, porque el helicóptero que les habíamos quitado llevaba abastecimiento”.
La operación “Aries” alcanzó importantes resultados:
Se pudo desarticular el Comando Regional del Huallaga y a la fuerza local, lo que obligó a la Sendero Luminoso a trasladar sus huestes hacia Ucayali.
Sus cuadros acusaron gran desmoralización, viéndose obligados a desertar o entregarse al Ejército; se capturó varios mandos importantes y se incautó gran cantidad de armamento, munición y propaganda.
Dos años después de asumir la responsabilidad del comando del Frente Huallaga, el general Rodríguez dejó su puesto al general Manuel Varela Gamarra. Entre las metas más importantes durante su trabajo como primera autoridad militar en el Frente podemos mencionar:
- Desarticulación del Comando Regional del Huallaga.
- Captura de los mandos principales, lo que originó la deserción de muchos cuadros combatientes.
- Destrucción de 75 pistas de aterrizajes clandestinas.
- Empleo de los batallones de ingeniería para la reparación de carreteras y pistas de los departamentos.
Por: pegaso125
Fuente: Ricardo Uceda. La noche de los generales.
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