Víctor Raúl Haya de la Torre fundador del partido APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana), desarrolló una visión política centrada en el antiimperialismo y la justicia social, proponiendo un modelo de desarrollo que promoviera la autonomía económica y la equidad social en América Latina, especialmente en Perú.
Su postura inicial fue de rechazo al capital extranjero, ya que consideraba que las inversiones privadas extranjeras podían llevar a la explotación de los recursos nacionales y al sometimiento de las economías locales.
En sus primeros escritos, Haya de la Torre defendía una economía donde el Estado tuviera un papel fundamental en la regulación del capital extranjero para prevenir la influencia negativa de potencias externas.
Sin embargo, a medida que se adaptaba a los cambios socioeconómicos de su época, Haya de la Torre reconoció que la inversión privada podía ser una herramienta importante para el crecimiento económico y la modernización tecnológica de América Latina, siempre que estuviera regulada por el Estado.
Así, evolucionó hacia un enfoque de "capitalismo nacionalista" o "antiimperialismo constructivo," que no rechazaba completamente la inversión extranjera sino que la subordinaba a los intereses nacionales.
Capitalismo nacionalista
El concepto de “capitalismo nacionalista” en el pensamiento de Víctor Raúl Haya de la Torre surge como una forma de adaptar el capitalismo a los intereses nacionales y sociales de los países latinoamericanos. A diferencia del capitalismo liberal clásico, en el cual el mercado opera con una mínima intervención estatal, el capitalismo nacionalista defendido por Haya aboga por un Estado fuerte que controle y regule la economía, asegurando que el desarrollo esté orientado hacia el bienestar de la población y no solamente hacia el beneficio de las élites o intereses extranjeros.
En este sistema, se permite la inversión privada, tanto nacional como extranjera, pero bajo la condición de que esté subordinada a los objetivos de desarrollo y soberanía del país. Para Haya de la Torre, el capitalismo nacionalista es una herramienta de “antiimperialismo constructivo” que, en lugar de rechazar todo lo extranjero, establece límites y condiciones claras para que la inversión externa sea beneficiosa. De esta manera, el Estado protege los recursos nacionales, impulsa la industrialización y promueve una distribución equitativa de la riqueza, evitando la dependencia económica y la explotación.
Antiimperialismo constructivo
El concepto de “antiimperialismo constructivo” fue desarrollado por Víctor Raúl Haya de la Torre como una alternativa al nacionalismo extremo y a la oposición total a la inversión extranjera en América Latina. Esta propuesta buscaba un equilibrio entre aprovechar los beneficios de la inversión externa y proteger la autonomía y recursos nacionales.
Haya de la Torre entendía el antiimperialismo como una necesidad de evitar la dominación de potencias extranjeras, pero no como un rechazo absoluto a la modernización económica y la tecnología provenientes de otros países. En lugar de aislarse del mercado global, su enfoque de antiimperialismo constructivo proponía que el Estado tuviera el control sobre la economía y que las inversiones extranjeras estuvieran reguladas y alineadas con los objetivos de desarrollo social y económico de la nación
Para Haya, este modelo de desarrollo permitiría a los países latinoamericanos alcanzar un crecimiento sostenible y justo sin caer en la dependencia. El “antiimperialismo constructivo” se oponía al imperialismo sin abandonar los beneficios del comercio global, aspirando a crear una sociedad autónoma y tecnológicamente avanzada, libre de explotación extranjera directa, pero con participación en la economía mundial
Este enfoque proponía integrar la inversión extranjera en sectores estratégicos, siempre y cuando el Estado mantuviera control y se asegurara de que el desarrollo económico beneficiara a la sociedad en general, protegiendo la soberanía y los recursos nacionales.
Este cambio en su perspectiva refleja una búsqueda de equilibrio entre aprovechar los beneficios de la inversión privada y preservar los intereses nacionales.
A través de su pensamiento, el APRA abogaba por una economía en la que la inversión privada coexista con un Estado fuerte y regulador, permitiendo que el desarrollo se oriente al bienestar social.
Su influencia sigue siendo un tema de debate en el contexto político y económico peruano, donde sus ideas sobre antiimperialismo y desarrollo nacionalista aún resuenan en las discusiones actuales.
Por: pegaso125
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