Lima - 04 AGO 1985
El Gobierno peruano anunció el sábado su decisión de pagar los 123.000 dólares (algo más de 20 millones de pesetas) que corresponden a los intereses devengados por una deuda militar contraída con Estados Unidos por anteriores administraciones de Perú, impago que dio lugar a la suspensión de toda ayuda económica norteamericana al país andino. El Gobierno del presidente Alan García trata de quitar importancia al contencioso, que atribuye a "errores administrativos".
Alan García Abridora Domingo (Foto: Archivo El Comercio)
La decisión del Gobierno peruano fue anunciada tras una entrevista mantenida por el presidente Alan García con el embajador de Estados Unidos, David Jordan, durante 40 minutos en Lima.Por un instante pareció que la política del garrote de Estados Unidos comenzaba a operar con la velocidad del rayo. El presidente peruano, Alan García, había anunciado el pasado 29 de julio que sólo destinaría un 10% del valor de las exportaciones peruanas al pago de la deuda; y el 2 de agosto llegaba desde Washington la noticia de que Estados Unidos aplicaba a Perú la enmienda Brooke-Alexander, mediante la cual se suspende, toda ayuda económica y militar al país que tarde más de un año en pagar determinadas obligaciones.
Pero lo cierto es que no se trataba de compromisos o de incumplimientos imputables al nuevo equipo de Gobierno, que acaba de inaugurar su mandato. El problema venía desde la época del Gobierno de facto del general Francisco Morales Bermúdez y se relacionaba con la adquisición de equipos militares por parte peruana. El vencimiento que hizo entrar en vigor automáticamente la referida enmienda norteamericana, como indicó un comunicado de la Embajada de los Estados Unidos en Lima, se produjo el 16 de julio, todavía bajo la anterior Administración, presidida por Fernando Belaúnde Terry.
La primera impresión fue que se trataba de una represalia de Washington, y el propio Alan García pareció enterderlo así. En efecto, cuando conoció la información pronunciaba un discurso en la ciudad de Trujillo, y sobre la marcha adoptó un tono combativamente antiimperialista: "No vamos a vivir de rodillas por un puñado de dólares", exclamó ante una multitud que le aplaudió enfervorizada.
Sin embargo, ayer la tormenta amainó. El embajador norteamericano, David Jordan, tras reunirse con el presidente García durante 40 minutos, explicó a la Prensa lo automático del proceso desencadenado por Washington y afirmó que no tenía ninguna relación con los propósitos políticos del nuevo Gobierno peruano.
Un portavoz de la misma embajada comentó a este periódico: "Lejos de querer represalias, nosotros queremos colaborar con Perú en este momento tan difícil". El canciller peruano, Allan Wagner, por su parte, consideraba que el asunto era "de menor cuantía y sin importancia política". Hasta llegó a decir que se trataba de "un error administrativo de Estados Unidos y del tratamiento del problema".
Superado el episodio, puede pensarse que tuvo el papel de un gran globo sonda. Las reacciones dentro y fuera de Perú fueron categóricamente condenatorias de la supuesta represalia.
En cualquier caso, entre el 15 de agosto y el 17 de septiembre, deben producirse dos nuevos vencimientos de deudas más importantes por un monto total de 1.240.000 dólares .
Por: José Rodríguez Elizondo
Fuente:el pais
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