Vladimiro Montesinos, el hombre que sabía demasiado

25/10/2000

Durante diez años fue el verdadero poder en Perú Fue abogado de narcos y habría sido agente de la CIA


Montesinos nació en una familia de marxistas hace 57 años, pero se enroló en el ejército y ascendió hasta el rango de capitán, hasta que en 1970 fue dado de baja por haber vendido secretos de Estado a la CIA, la agencia de inteligencia de los Estados Unidos.

Una vez fuera del ejército se dedicó a estudiar abogacía y comenzó a hacerse llamar "doctor". Nunca, sin embargo, pudo quitarse el mote de hombre de la inteligencia de los Estados Unidos.

Desde su origen, la relación entre Montesinos y Fujimori fue más bien turbia. Toda la estrategia de perpetuarse en el poder salió de la cabeza del abogado y ex capitán del ejército: de su cerebro salieron las operaciones para copar la Justicia, los organismos de control constitucional, la justicia electoral y, además, amordazar a la prensa opositora a través del "chantaje" financiero.

Amparado en el poder que en él delegó Fujimori, se convirtió en un abogado exitoso que, según su propia declaración, supo ganar más de un millón de dólares al año. Se dice que Montesinos es como Dios: nadie lo ve pero todos sienten su presencia.

Pero además, antes de disfrutar de la oscuridad del poder Montesinos se dedicó a cuidarles las espaldas a varios narcotraficantes, actuando en 1978 como abogado de, por ejemplo, el colombiano Evaristo Porras Ardila, hombre del Cartel de Medellín, responsable del asesinato del ministro de Justicia colombiano Rodrigo Lara Bonilla.

Un año después Montesinos reconoció haber actuado también como abogado del narcotraficante colombiano Jaime Tamayo, y de haber avalado con su capital el alquiler de dos locales en los cuales funcionaban laboratorios de procesamiento de cocaína.

De acuerdo con diversas fuentes, incluidas gubernamentales y de inteligencia, Montesinos guardaba en una oficina secreta, conocida como "La Refrigeradora", millares de ficheros y toneladas de documentos, videos y cintas de audio de sus enemigos y de su gente de confianza, a quienes mantenía a raya con dicha información obtenida con trucos sucios.

En ese verdadero "archivo negro" se dice que estarían los papeles que demostrarían que el presidente Alberto Fujimori nació en Japón, y no el 28 de julio, día de la independencia del Perú.

Montesinos llegó al lado de Fujimori en 1990.

Cuando comenzó la campaña por la segunda vuelta, en junio de ese año, el entonces candidato Mario Vargas Llosa denunció que Fujimori realizó falsas declaraciones ante el fisco para evadir impuestos.


Un ex asesor del servicio de inteligencia nacional, Francisco Loayza, le presentó a Fujimori a un ex capitán del ejército con influencias que podía ayudarlo.

Ese hombre era Montesinos, quien era amigo del general Jorge Torres Aciego, entonces jefe de la Dirección General de Contribuciones. Montesinos habló con él, le ofreció un puesto en el gobierno de Fujimori y el general resolvió el problema del candidato.

Su estrella comenzó a apagarse cuando hace dos meses una supuesta operación contra el tráfico de armas para la guerrilla colombiana terminó en un fiasco, en el que aparecen involucrados altos oficiales del ejército. Y definitivamente languideció cuando se hizo público un video en el que chantajeaba a un parlamentario opositor para que se pasara a las filas oficialistas.

Todo el poder acumulado a lo largo de diez años quedó hecho trizas. Sus antiguos socios, Fujimori y los militares, decidieron salvar sus ropas a cambio de la cabeza del "Rasputín del régimen".

Redacción Clarín