La llegada de Ernesto Guevara de la Serna, conocido posteriormente como el Che Guevara, a Guatemala en 1952 marcó un momento crucial en su formación política y su papel en los movimientos revolucionarios de América Latina. En aquel entonces, el joven médico argentino estaba profundamente impactado por las desigualdades sociales y políticas que había observado durante su recorrido por el continente, lo que lo llevó a buscar un rol activo en los procesos de cambio.
En Guatemala, Guevara se sumergió en el ambiente revolucionario que rodeaba al gobierno de Jacobo Árbenz Guzmán. Árbenz había iniciado una serie de reformas progresistas, incluida la emblemática reforma agraria, que buscaba redistribuir tierras improductivas de grandes terratenientes, como las que controlaba la poderosa United Fruit Company, para entregarlas a campesinos pobres. Este esfuerzo pretendía enfrentar la concentración de tierras y transformar profundamente el país, atrayendo a intelectuales y activistas de toda América Latina, incluido el Che.
Ernesto Guevara llegó con la intención de participar activamente en ese proceso revolucionario. Las cartas de recomendación que llevaba, provenientes de amigos peruanos, reflejaban las conexiones políticas que había establecido durante su viaje. En Guatemala, no solo observó, sino que también participó en reuniones y debates con intelectuales, exiliados y simpatizantes del gobierno de Árbenz, entre quienes destacó Hilda Gadea, una economista peruana que se convertiría en su compañera y esposa, además de ser clave en su introducción al marxismo.
Aunque Guevara aspiraba a trabajar directamente con el gobierno de Árbenz, no pudo hacerlo debido a su condición de extranjero. Sin embargo, aprovechó su tiempo para profundizar en el estudio de textos marxistas y trabajar como médico en clínicas locales, donde observó de cerca las condiciones de los campesinos y trabajadores guatemaltecos. Esta experiencia reforzó su convicción de que la justicia social solo podía alcanzarse mediante transformaciones radicales.
En 1954, el gobierno de Árbenz enfrentó un golpe de Estado patrocinado por la CIA como parte de la operación PBSUCCESS.
Este golpe, liderado por Carlos Castillo Armas y apoyado por sectores militares y la élite guatemalteca, puso fin al experimento reformista de Árbenz y sumió al país en una dictadura represiva. Durante estos eventos, Guevara intentó ofrecerse como combatiente voluntario para defender al gobierno, pero fue rechazado debido a su nacionalidad.
El golpe de Estado y la intervención estadounidense marcaron profundamente al Che, reforzando su convicción de que los cambios sociales en América Latina no podían lograrse pacíficamente. Tras el derrocamiento de Árbenz, comenzó una ola de persecuciones contra simpatizantes del gobierno. Guevara, junto con Hilda Gadea y otros exiliados, buscó refugio en la Embajada de Argentina. Posteriormente, salió de Guatemala hacia México en septiembre de 1954.
En México, Guevara encontró un ambiente revolucionario similar y conoció a Fidel Castro y otros cubanos que organizaban un movimiento para derrocar al dictador Fulgencio Batista. Las experiencias vividas en Guatemala, tanto el entusiasmo por las reformas de Árbenz como el trauma del golpe, consolidaron su ideología y lo prepararon para su papel en la Revolución Cubana, donde se convertiría en una de las figuras más icónicas del siglo XX.
Por pegaso125
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