28/02/2022
Exposición fotográfica Defensores del Alto Cenepa nos acerca a los valerosos aviadores que en 1995 acudieron al llamado de la Patria, durante el conflicto entre el Perú y Ecuador.
De “Caramelo” a “Revólver”. Al mayor FAP Miguel Alegre Rodríguez, sus compañeros de la especialidad de Abastecimiento lo conocían como “Caramelo”. Luego, cuando pasó a servir en el Grupo Aéreo N° 9, y recibió instrucción en los aviones Canberra, se graduó como navegante. Ahí empezaron a llamarlo “Revólver”. Como era especialista en aerofotografía, cuando se inició el conflicto la escuadrilla del capitán Alegre fue llamada por la nación y la Fuerza Aérea del Perú (FAP) a entrar en acción.
Eran las 5 y 30 de la madrugada del 6 de febrero de 1995, cuando el mayor Alegre junto al capitán Percy Phillips, fue comisionado para integrar la escuadrilla de Canberras destinados a bombardear las posiciones enemigas en el Alto Cenepa. Cuando combatía fieramente, su avión fue alcanzado por fuego antiaéreo.
Por sus innatas habilidades para hacer versos, al comandante Enrique Caballero Orrego le llamaban “Poeta”. Como piloto de caza, prestó servicios entre 1986 y 1990 en el Grupo Aéreo N°7, en Piura. Luego integró el plantel de Instructores de Vuelo en el Grupo Aéreo N° 51 (1991-1992). Al año siguiente, fue nombrado al Grupo Aéreo N° 11, en Talara, calificándose como piloto del avión SU-22.
Durante las acciones militares en el frente, apoyó al desplazamiento de las tropas peruanas, para expulsar a las fuerzas infiltradas en Cueva de los Tayos, Base Sur y Tiwinza.
El 10 de febrero, cumpliendo la misión, su avión SU-22 es impactado por un misil antiaéreo.
El joven técnico de tercera Eric Gilberto Díaz Cabrel es recordado por los que trabajaron con él como un hombre trabajador y empeñoso.
Ingresó en la Escuela de Suboficiales denotando un gran anhelo de progreso y superación. Egresó como mecánico de mantenimiento de helicópteros.
Díaz siempre demostró profesionalismo, responsabilidad y ética. Por sus cualidades fue designado a integrar las tripulaciones de los helicópteros de combate desde que se iniciaron los operativos de guerra en la frontera norte.
Fue comisionado como mecánico de los MI-25, conocido como los “tigres voladores”, junto al comandante Marco Schenone y al teniente Raúl Vera. Combatió con valor y patriotismo hasta ofrendar su vida aquel 7 de febrero de 1995.
Ala de Oro de su promoción, como piloto de combate el coronel Víctor Manuel Maldonado Begazo trabajó en el Grupo Aéreo N° 7 como comandante del Escuadrón Aéreo N° 711; y en el Grupo Aéreo N°11 se encargó del Escuadrón Aéreo N° 111.
Por su experiencia en la conducción de los Sukoi SU-22, lo designaron comandante de una de las patrullas destinadas a cumplir misiones de apoyo aéreo directo a las fuerzas de superficie, facilitando el avance del Ejército, logrando el desalojo de las tropas ecuatorianas de los puestos de Cueva de los Tayos, Base Sur y Tiwinza.
El 10 de febrero, cumpliendo la misión, su avión fue impactado por el fuego antiaéreo enemigo, viéndose obligado a lanzarse en paracaídas. Debido a la agreste geografía del lugar sucumbió heroicamente.
“Pirata”. Era el indicativo de vuelo del mayor Percy Philipps Cuba. El piloto bombardero fue designado al Grupo Aéreo N° 7, ahí demostró sus habilidades piloteando el avión A-37. Ya en el Grupo Aéreo N° 8 calificó como piloto del Antonov 32.
Y, en 1992, con el grado de teniente, Philipps se hace integrante de la gran familia canberrista, en el Grupo Aéreo N° 9. Tres años más tarde, esta unidad movilizó los aviones Canberra al Cenepa.
El 6 de febrero de 1995, a las 5:30 de la madrugada, junto con el capitán Alegre, se dirige a los objetivos señalados con la consigna ineludible de batir las fuerzas ecuatorianas atrincheradas en Base Sur y Tiwinza. Cumpliendo valerosamente la misión, se inmoló junto a Alegre y ofrendó su vida en defensa de la nación.
Antes de caer con su helicóptero y herido de muerte, Schenone disparó todos sus cohetes. Fue una demostración de coraje y patriotismo, propia de los pilotos herederos de Quiñones.
Como piloto de helicóptero, el coronel Marco Antonio Schenone Oliva desarrolló una intensa labor de acción cívica, en beneficio de personas de escasos recursos económicos de las zonas más alejadas del país.
Recibió instrucción en los helicópteros MI-25 en la Unión Soviética. Fue en 1982. A su retorno, Schenone fue comisionado a la lucha contra el narcoterrorismo.
En enero de 1995, ordenan su movilización a la zona del conflicto del Cenepa, donde cumplirá misiones de combate, hasta que el 7 de febrero, a las 14:30 horas, el fuego antiaéreo enemigo impactó en su helicóptero, hiriéndolo de muerte.
Su nombre de combate era “Goofy” y su lema era: “Cumplir el deber por encima de cualquier circunstancia adversa”. El capitán Raúl Vera Collahuazo fue un piloto de helicóptero reconocido por tres cualidades: profesional muy responsable, intrépido y valiente.
Fue nombrado en el Grupo Aéreo N° 3 y al iniciarse las acciones de combate fue designado copiloto de los MI-25. Combatió junto a sus valientes compañeros tripulantes, el comandante Marco Schenone y el suboficial de primera Eric Díaz. Inmolándose con ellos el 7 de febrero de 1995. Alegre, Caballero, Díaz, Phillips, Maldonado, Schenone y Vera, ¡Arriba, siempre arriba!
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