18 enero 2006
La semana pasada me fui a Jaén, Cajamarca, en busca del Chito Ríos, el ex jefe de lo que durante el gobierno aprista se conoció como el Comando Paramilitar Rodrigo Franco (C-RF).
A propósito del reportaje, tuve que hacer mi tarea y leerme toda la información posible sobre el Chito y el C-RF. Lo más sorprendente fue la impresionante variedad de mitos e hipótesis que existen sobre el tema. Nadie parece saber a ciencia cierta qué fue exactamente este comando.
El mejor ejemplo es la Comisión de la Verdad. En su Informe Final, después de extenderse durante 17 páginas sobre crímenes atribuidos al C-RF, presentan un conclusión poblada de matices que reflejan la falta de certezas sobre el tema. Lean este párrafo (las cursivas son mías):
Existen elementos que permiten suponer razonablemente, que personas a quienes se atribuye pertenencia al citado Comando, han sido responsables del frustrado atentado a el Diario Marka, el asesinato del abogado Manuel Febres Flores y el asesinato del líder sindical Saúl Cantoral Huamaní y Consuelo García.
A diferencia de otras conclusiones, contundentes, del Informe, aquí la CVR admite su desconcierto. Al parecer, les faltó información. Y es que sólo un integrante del comando declaró ante la Comisión: el entonces encarcelado Agustín Mantilla.
El CHITO es el que grita de perfil, a la derecha. El resto de apristas pertenecientes a su famoso Clan del Besito se negaron a acudir al llamado de la Comisión («esos rábanos», me dicen que dijeron).
Quien parece haberse acercado más a la verdad es Ricardo Uceda, periodista y autor del libro:
«Muerte en el Pentagonito». Aquí, un extracto del capítulo que narra el origen de lo que luego se conocería equivocadamente como el Comando Rodrigo Franco:
A fines de 1985, Agustín Mantilla le explicó (a Chito) que deseaba organizar un cuerpo de apristas con capacidad de obtener información de inteligencia sobre Sendero Luminoso en todo el país. Debería poder atacar objetivos, si fuera necesario. Mantilla le pidió ponerse al frente de ese heroico equipo. Y él, gozosamente, había dicho que sí.
Pero de que el grupo existió, existió. Continúa Uceda:
Funcionarían en la sede de campaña de Alan García, en una amplia casa en el número 1511 de la avenida Dos de Mayo, en el distrito de San Isidro.
Como ven, ni siquiera los mismos integrantes del Grupo Beta llamaban así a su clan. Era una denominación que usaban sus jefes. Para ellos, los agentes, el grupo no tenía nombre.
La confusión de esos años le ha servido muy bien al Apra, que siempre ha negado la existencia del «Comando Rodrigo Franco».
Alan García, con su cara dura habitual, ha dicho que las versiones sobre la existencia del C-RF sólo eran “rumores y fantasías”.
Ay, Alan, ¿realmente pensabas que alguien te lo iba a creer? ¿Ya ves? Por eso es que no subes en las encuestas.
Fuente: utero.pe
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