Desde un inicio, el gobierno de Fujimori se caracterizó por la imposición de las reglas de juego con el supuesto fin de sentar las bases del crecimiento económico. No han sido pocos quienes desde entonces han apoyado el manejo «duro» de la política económica, sobre todo porque con este estilo político el gobierno logró la reducción de la inflación y el crecimiento de la economía desde 1993. ¿Necesita entonces el Perú un gobierno «fuerte» para enrumbar por el camino del progreso económico?
DEL SEUDO-LIBERALISMO AL POPULISMO
Desde el inicio de su gobierno, Fujimori aplicó un programa económico que tenía como objetivos la estabilización de los precios y el crecimiento de la economía. Para ello se eliminaron una serie de controles de precios, se redujeron aranceles, se privatizaron varias empresas públicas, se redujo el déficit fiscal y se contrajo la política monetaria. Como consecuencia de estas medidas, la inflación se redujo de 7,481% en 1990 a sólo 6% en 1998, la inversión privada aumentó de 12.9% del PBI en 1990 a 20.8% en 1998, las exportaciones aumentaron en 7% promedio anual entre 1990 y 1998, y el Producto Bruto Interno ha mostrado tasas positivas de crecimiento desde 1993.
Este programa económico no se basó, sin embargo, en el consenso entre los diferentes sectores de la sociedad. De hecho, la reducción de la intervención del Estado en la economía se logró mediante la imposición de la política económica sobre los intereses de ciertos grupos de presión. Esto no nos debe llevar a pensar, sin embargo, que la concentración del poder es necesaria para lograr el crecimiento de la economía. En realidad, la concentración del poder implica que las políticas económicas dependen casi exclusivamente de lo que piensen el gobernante central y sus seguidores; por lo que en un futuro el programa económico podría adoptar cualquier sesgo, incluso uno populista y excesivamente intervencionista.
AUTOCRACIA, CRISIS DE PARTIDOS Y CONFLICTO SOCIAL
Los partidos políticos sólidos son sumamente importantes porque enriquecen el debate económico. Es cierto que la negociación y el debate requieren tiempo, por lo que la aprobación de las leyes no se efectúa de forma rápida. Sin embargo, en un régimen con partidos políticos sólidos, las reglas de juego no serán extremadamente populistas, porque las políticas populistas surgen precisamente cuando no hay mayor debate y cuando la formulación de las políticas se efectúa de forma poco transparente, con el fin de beneficiar a ciertos sectores privilegiados. Y las reglas de juego serán estables porque habrán surgido de la negociación entre muchos y no de la imposición de unos cuantos.
Por ello, es preocupante que nuestro sistema político no cuente con partidos políticos sólidos que fomenten el debate y la negociación, necesarios para la estabilidad de las reglas de juego y para evitar la aplicación de políticas populistas. Hoy en día, como consecuencia de la concentración del poder en manos de Fujimori, el Perú no cuenta con partidos políticos sólidos caracterizados por el debate entre sus integrantes. Los congresistas de Cambio 90 y Nueva Mayoría, por ejemplo, no son capaces de criticar las opiniones de su líder máximo Fujimori; y muchas veces violan las normas internas del Congreso con el fin de aprobar rápidamente y sin mayor debate las leyes que el Ejecutivo crea convenientes. En estas circunstancias, durante este gobierno las reglas de juego no han surgido de un debate amplio entre distintos sectores de la sociedad, ni siquiera la misma Constitución de 1993; lo que no garantiza la estabilidad de tales normas en un futuro cercano.
La ausencia de debate y la imposición del programa económico no sólo permiten que este mismo gobierno tenga la libertad para hacer concesiones populistas con el fin de ganar votos, sino además podrían provocar la profundización del conflicto social entre diferentes sectores de la sociedad. Debido a que las líneas generales del programa no han sido producto del consenso, la sociedad no se siente identificada con las reglas de juego, porque existe la convicción, sobre todo entre los sectores populares, de que el actual programa económico ha sido producto del Fondo.
Por:Luis Felipe Zegarra
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