Libro: EL MARAVILLOSO MUNDO DE EL TESORO DE LA JUVENTUD: APUNTES HISTÓRICOS DE UNA ENCICLOPEDIA PARA NIÑOS

RESUMEN

En el marco del movimiento ilustrado dieciochesco, la enciclopedia cobró una importancia fundamental en cuanto organización esquemática del conocimiento humano. 

Lo que éste trabajo se propone es estudiar El Tesoro de la Juventud o Enciclopedia de Conocimientos, versión hispanoamericana de la enciclopedia infantil inglesa The children's encyclopaedia y cuya primera edición apareció en 1915.

 Más concretamente, el objetivo central de este estudio es analizar la idea de mundo que El Tesoro de la Juventud expone al público infantil a través de sus diferentes contenidos. 


Nos interesa descubrir, en una época ya tardía, la forma en que se elaboró una mirada confiada y optimista de la Humanidad, logrando captar con ello el asombro de los niños a través de los admirables avances científicos, las maravillas de la naturaleza y los progresos que la creatividad humana había sido capaz de alcanzar, así como el usufructo que había sabido hacer de la naturaleza a su disposición.

I. INTRODUCCIÓN

Las enciclopedias, como compilación y organización sintética del conocimiento humano de todos los campos, tienen su origen - al menos con certeza - en el siglo IV a. C1. Sin embargo, fue en el transcurso del siglo XVIII cuando se sentaron las bases de lo que hoy se conoce como enciclopedia propiamente tal2. El elemento nuevo que se le añadió, y que corresponde a la esencia misma de la enciclopedia, fue el carácter científico. De este modo, se incorporaba a la recopilación de conocimientos - valiosa por sí misma - la garantía de su "veracidad"; ya no se trataba de información metafísica o prestada de la tradición, sino que se respaldaba en la experimentación efectiva y teorización racional.

Esta evolución de la enciclopedia se dio en un contexto de efervescente y dinámica exploración, innovación y desarrollo científico, ideológico y cultural, más conocido como la Ilustración. En ésta, el sentimiento que primaba por sobre todos fue el optimismo y confianza en las capacidades del hombre en el alcance del progreso. Se trató básicamente de "una nueva visión de las cosas, la más rotunda confianza en el destino histórico del género humano […], la certeza moral de que finalmente la razón humana se impondrá sobre la ignorancia, sobre el fanatismo y sobre el mal."3

Esta fe en el progreso pensada como manera positiva de considerar la vida4, no se manifestó drásticamente, sino que fue desarrollándose desde las últimas décadas del siglo XVII para llegar a su apogeo entre fines del XVIII y mediados del XIX: "entre 1870 y 1880, la idea de progreso se convirtió en un artículo de fe para la humanidad.5" En pocas palabras, Weber describe el ánimo que reinó durante todo este período:

"La Ilustración se convirtió por completo en una cosa de principio, en un optimismo enteramente universal, que enfocó y condujo las cosas en una forma determinada. Y este optimismo se desarrolló por la virtud de la cooperación […], del desenvolvimiento de la ciencia, del carácter de los resultados que alcanzó […], de la influencia que ejerció aquella interpretación del mundo proporcionada por dicha ciencia."

Junto con la publicación de enciclopedias académicas, también se elaboraron otras dedicadas exclusivamente a los niños, con un lenguaje más accesible y un diseño más acorde a sus intereses. Sobre ellas, la información es escasa; sin embargo, se conoce con seguridad que en 1658 se editó uno de estos primeros intentos en esa dirección.

El espíritu que animó al enciclopedismo, y que se difundió también hacia el público infantil, se prolongó durante el siglo XIX, pero comenzó a evidenciar signos de agotamiento a comienzos del XX. Aunque el formato de la enciclopedia siguió vigente y se prolonga hasta hoy, su esencia valórica y la creencia en el progreso de la humanidad se vio minado por un creciente relativismo - e incluso pesimismo - que puso en duda los avances de la civilización.

En el presente trabajo se estudiará la principal enciclopedia dirigida a niños que se publicó a comienzos del siglo XX, conocida en su versión española bajo el título de El Tesoro de la Juventud o Enciclopedia de Conocimientos. Fue la traducción y adaptación hispano-americana de The children's encyclopaedia del inglés Arthur Mee (1875 - 1943), cuya primera edición apareció en 1915 y dio origen a diversas versiones a lo largo del siglo.

El objetivo central de este estudio es analizar el enfoque del mundo que El Tesoro de la Juventud expone al público infantil a través de sus diferentes contenidos. Nos interesa descubrir, en una época ya tardía, la forma en que se elaboró una mirada confiada y optimista de la Humanidad, logrando captar con ello el asombro de los niños a través de los admirables avances científicos, las maravillas de la naturaleza y los progresos que la creatividad humana había sido capaz de alcanzar, así como el usufructo que había sabido hacer de la naturaleza a su disposición.

El principal obstáculo para la realización de esta investigación es la falta de información sobre la enciclopedia misma; no existen - según lo investigado hasta ahora - estudios que trabajen el tema específico y lo poco que se ha encontrado ha sido en referencias biográficas de Estanislao Zeballos8, su compilador en Latinoamérica. Queda claro, por tanto, que el estado de la cuestión nos muestra un vacío respecto del conocimiento de la historia y los contenidos de El Tesoro de la Juventud. Entre otras razones, es por esto por lo que este trabajo se basará exclusivamente en la obra misma, sin recurrir a fuentes secundarias - las cuales, de hecho, no parecen existir.

Para obtener un mejor estudio de esta enciclopedia infantil, se expondrá antes que nada el contexto que le precedió: la Ilustración y el movimiento enciclopedista. Se trata de más de un siglo de diferencia entre éste y la primera edición de El Tesoro de la Juventud (1915); sin embargo, sin esta previa exposición sería mucho más arduo entender la esencia de la obra así como el enfoque particular de sus contenidos. Siguiendo el contexto ilustrado y las tendencias enciclopedistas del siglo XVIII y XIX, se presentará, también en forma breve, el espíritu reinante en la época: el manifiesto optimismo y fe en el progreso humano de manera ascendente; la confianza en las capacidades del hombre para hacer uso de la naturaleza a fin de llevar una vida más óptima y satisfactoria. Una vez descrito este ambiente, se expondrán el origen y los rasgos generales de The children's encyclopaedia, fundamental para comprender su traducción al castellano en Hispanoamérica. Por último, nos adentraremos en el contenido mismo de la enciclopedia, lo que conforma el aspecto medular de este estudio.

Debido a que El Tesoro de la Juventud está constituido por un volumen muy extenso de textos distribuidos en veinte tomos, para efectos metodológicos hemos seleccionado los capítulos que más información aportan a nuestros propósitos: el Libro de América Latina, Cosas que debemos saber, Hombres y Mujeres célebres, el Libro de hechos heroicos, el Libro de narraciones interesantes, el Libro de la Poesía y Los países y sus costumbres. Para exponer los rasgos predominantes que hemos descubierto en la Enciclopedia tras la revisión de su contenido, hemos dividido esta parte en tres secciones que detallaremos más adelante.

II. LA ILUSTRACIÓN, EL ENCICLOPEDISMO Y LA IDEA DE PROGRESO

La cuna del movimiento ilustrado radicó en un grupo de intelectuales de la élite, principalmente francesa, quienes "creían que era necesario emplear la razón prescindiendo de las limitaciones impuestas por la autoridad o la tradición, para comprender al Hombre, a la sociedad y al Universo, y mejorar así la realidad en que se desenvolvía la vida humana." 

En otras palabras, abogaban por el uso de la razón como fuente principal para el conocimiento y, de esta forma, sacar a la sociedad del letargo en el que estaba sumida, rompiendo las ataduras de la tradición. Como dice Weber, "la razón reclamaba libertad […] Se reclamaba, también, la autonomía para la ciencia, para el arte, para la literatura, y así sucesivamente."

Si bien sus cimientos venían configurándose ya desde hacía tiempo, lo cierto es que a fines del siglo XVII la manifestación viva del movimiento permite hablar, sólo entonces, de la Ilustración propiamente tal, y que siguió presente en el transcurso del siglo XIX. Poco a poco, "en lugar de una aceptación pasiva de la voluntad divina y de la idea de un Universo inmutable, se propugnó el desarrollo de la actividad humana;" se comenzó a gestar una dialéctica entre la duda, la teoría y la experimentación práctica. 

Su máxima expresión se llevó a cabo, como se dijo, en Francia, pero en pocas décadas ya se había expandido no sólo por Europa, sino que había alcanzado incluso los confines del continente americano. En su difusión, la imprenta jugó un papel elemental: los libros comenzaron a publicarse en serie y en grandes volúmenes.

La elaboración de enciclopedias, como recopilación y esquematización del conocimiento humano, no fue una creación inédita del siglo ilustrado. Bien podría remontarse - al menos con absoluta certeza - al siglo IV a. C., cuando Aristóteles elaboró un conjunto de tratados sobre zoología, botánica, biología humana, estética, física, etc. 

Y así, a lo largo de la Historia, pueden encontrarse numerosos ejemplos que demuestran este intento por reunir los conocimientos de distintos campos en una sola obra.

El movimiento enciclopedista que surgió en el siglo XVIII al alero de la Ilustración se distinguió de las anteriores experiencias enciclopedistas no tanto por su afán globalizante (abarcó todos los campos del conocimiento, a diferencia de sus predecesoras, más parciales), como por su enfoque científico-racionalista: "una tendencia hacia una indagación más crítica y hacia una mayor aplicación de la razón", en detrimento de la tradición y los principios metafísicos, hasta entonces indiscutibles. 

En esto radicó el carácter "moderno" propio de las enciclopedias del siglo XVIII. Cuestiones de orden práctico, moral, teórico o histórico, todo estaba enfocado desde una perspectiva donde la razón era la que primaba por sobre la simple especulación. 

El paradigma de las enciclopedias "modernas" fue la Encyclopédie raisonée des Sciences et des Arts, "la producción más célebre de la Ilustración francesa" elaborada bajo la dirección de Denis Diderot y Jean d'Alembert y publicada en 1751: "fue precisamente en Francia donde la creencia de que el ser humano podía comprender mejor su entorno […] dio lugar al controvertido proyecto de publicar un compendio universal del saber."

El contexto ilustrado del enciclopedismo no puede comprenderse sin tener en cuenta el espíritu optimista que reinó en el período - lo que incluye una nueva concepción de progreso -, estrechamente unido al desarrollo científico. Este estado anímico podría sintetizarse en una sensación (acaso seguridad) de armonía, estabilidad y control de y en la naturaleza:

"la teoría del equilibrio […] del cosmos, ideada por Isaac Newton, se basaba en la representación de un sistema que mantenía al mundo en movimiento armónico […] Por consiguiente, la nueva visión del mundo, desarrollada a partir de la mecánica de Galileo, ofrecía el cuadro de una armonía cósmica […] y, asimismo, una regularidad de los cuerpos en un recíproco equilibrio. Esta nueva visión del Universo produjo en las gentes de aquella época una avasalladora impresión." 

La "avasalladora impresión" a la cual se refiere Weber se debió, fundamentalmente, a la verdadera "revolución" del pensamiento, al vuelco de las ideas concebidas hasta entonces. En efecto, antes de que esta idea se hiciera hegemónica era la cosmovisión cristiana la que predominaba en la sociedad - y quien discrepara, debería atenerse a las consecuencias de la sanción social y eclesial -; por lo tanto, "la idea de que el hombre pudiera llegar, por sus propias fuerzas, aunque con ayuda de Dios, a la perfección y felicidad, en ese mundo era inaceptable."

Puntualmente, la idea de progreso fue reprimida - en lo que respecta a la religión - por la doctrina de la Providencia y la del pecado original. En este sentido, John Bury afirma que "la creencia en la Providencia podría compartirse, como de hecho ocurrió en una edad posterior con la creencia en el Progreso, dentro de un mismo espíritu, pero los postulados fundamentales de ambas eran incongruentes y la doctrina del Progreso no podía germinar mientras la doctrina de la Providencia se hallase en una supremacía indiscutida [...] Además, existía la doctrina del pecado original como un obstáculo insuperable para la mejora moral del género humano mediante algún proceso gradual de desarrollo."

Pero en este nuevo contexto, las ciencias se secularizaron para ceder su puesto a la razón, "diosa de la Edad Moderna."

Fue, como cabe imaginar, un lento y trabajoso camino. Pero como lo indican las mismas páginas de El Tesoro de la Juventud, "luchando tenazmente contra la incredulidad, la ignorancia, la superstición y las mofas, los grandes descubridores vencieron al fin, legándonos un ejemplo de constancia, digno de ser aplaudido e imitado, a la vez que un motivo de perenne reconocimiento."

La dialéctica entre fe y razón derivó en una firme convicción de que era posible construir la Civitas Dei en la Tierra: "las leyes naturales del mundo social, una vez desentrañadas y liberadas de los obstáculos tradicionales e irrazonables, permitirían la realización de la "ciudad de Dios" en este mundo."

De aquí se desprende la atmósfera que empapaba de optimismo a la sociedad, su "confianza en la capacidad […] para entender y dominar su propio medio ambiente, y una nueva fe en el poder de la razón para penetrar en los misterios del universo."

 Francis Bacon (1561 - 1626) se adelantó más de un siglo cuando construyó una ciudad utópica (Nueva Atlántida) fundada en el dominio humano sobre la naturaleza mediante la investigación progresiva, lo cual permitiría alcanzar la armonía. Aquí, "el conocimiento de las causas y secretas nociones de las cosas y el engrandecimiento de los límites de la mente humana [permitirían] la realización de todas las cosas posibles."

Cuando se habla de "progreso", se entiende que implica - utilizando las palabras de Goldenberg:

"a) una secuela temporal: las mejoras en la eficacia del artefacto en cuestión se siguen una a otra en el tiempo. 

b) una valoración: el logro calificado con nuestro término es valorado como algo "superior" en relación con los logros anteriores. 

c) una relación con un fin: el fin es en este caso la superación de una distancia máxima dentro de un tiempo mínimo."

Otro factor que influyó en la idea de progreso humano fue la concepción de un Universo armónico, con el hombre en su centro. "La nueva interpretación del mundo, fundada en las ciencias de la naturaleza, guardaba un maravilloso paralelo con las relaciones e ideas de equilibrio."

Los estudios parecían confirmar cada vez con mayor certeza el perfecto funcionamiento del sistema cósmico como un todo, incluyendo al hombre: "si se deja que todas las funciones sigan sus propias leyes, entonces se considera, en virtud de la concepción optimista general de la armonía universal, profesada en aquella época, que se producirá automáticamente un afinamiento y sintonización de todas las esferas."

El desarrollo de las ciencias se expandió para abarcar los campos más desconocidos, haciendo conexiones entre lo macro y lo micro al proyectar la armonía cósmica a escala humana; en otras palabras, "se trató de una síntesis integradora de la personalidad […], maravillosamente rica, en su concepción abierta sin límites de lo humano."

Por otro lado, el desarrollo de la exploración fue muy importante, sobre todo en campos como la botánica, la astronomía y la geología: "el descubrimiento y colección de nuevas especies de plantas y animales se convirtió en una de las aportaciones más interesantes de este período."

 De esta manera, "el creciente prestigio que iba adquiriendo la Ciencia daba la sensación no sólo de que podía tener importantes aplicaciones prácticas, sino también de que era digna de alabanza porque permitía aumentar el conocimiento del Hombre."

Un último elemento determinante en el optimismo y confianza en el progreso fue la nueva concepción del devenir histórico. Si bien ya el Cristianismo había revolucionado la teoría cíclica proponiendo una lineal, la Historia se veía, ahora, ascendente: la Humanidad avanzaba en un vertiginoso proceso de desarrollo y progreso indefinidos. De esta manera, "el optimismo, que hasta entonces había postulado la armonía del mundo por medio de razones intelectuales, se precipitó como catarata en el optimismo que se creía en la bondad de la naturaleza que había descubierto."

El movimiento ilustrado desencadenó una serie de fenómenos enteramente revolucionarios, donde "todo se desarrolló hacia el principio supremo de la razón universal, que rige al hombre lo mismo que al cosmos."

Luego, el cambio más significativo fue la secularización del conocimiento y la nueva hegemonía de la razón, así como el amplio desarrollo de las ciencias. En su conjunto, todo esto permitió confirmar, una y otra vez, las capacidades humanas para no sólo dominar la naturaleza, sino aprovecharla en su propio beneficio. Así lo confirma Jeremy Black, cuando dice que "gran parte del pensamiento científico se caracterizó por el deseo de mejorar al conjunto de la Humanidad."

En definitiva, "todo se mostró como una ilimitada revolución […], característica de la esfera de la civilización, en el sentido de ilustración y de dominio científico y externo de la naturaleza."

III. EL TESORO DE LA JUVENTUD

Como ya se anticipó, El Tesoro de la Juventud no fue la primera enciclopedia orientada hacia un lector infantil ni juvenil. La tradición enciclopedista del siglo XVII, donde la tendencia hacia los cánones ilustrados ya comenzaba a hacerse presente, elaboró enciclopedias infantiles, entre las que se cuentan la Orbis Sensualium Pictus (1658) y la Pera Librorum Juvenilium (1695) . 

Pero el antecedente más moderno lo constituyeron las enciclopedias del siglo XVIII, impregnadas de la idea del progreso, como la Petite Encyclopédie de l'enfance (1817)37 y la Petite encyclopédie des enfants (1836).

También se señaló que El Tesoro de la Juventud fue una traducción y adaptación de The children's encyclopaedia. Luego, comenzaremos por presentar una breve reseña de la versión original inglesa, para luego entrar a analizar en detalle el texto en castellano.

1. THE CHILDREN'S ENCYCLOPAEDIA

Creación del escritor, profesor y periodista inglés Arthur Mee, esta enciclopedia partió siendo publicada en Inglaterra por The Educational Book Company en forma de folletos cada dos semanas, entre marzo de 1908 y febrero 1910. 

En vista de su éxito, la obra fue reeditada, esta vez semanalmente y bajo el título de New Children's Encyclopaedia; más tarde, como Children's Encyclopaedia Magazine, Children's Magazine y, finalmente, My Magazine (1914)

Entre los colaboradores de Mee, se encontraban Caleb Saleeby, Harold Begbie, Ernest Bryant, Edward Step, Frances Epps, James Hammerton y Edward Wright. En la publicación se incluyeron ilustraciones tales como mapas, fotos, cuadros, grabados y retratos; anónimas en su mayoría; otras, de Susan Beatrice Pearse, Charles Brock, Thomas Maybank, George Morrell y Arthur Rackham.

En 1920, los folletos que salían semanalmente fueron compilados en ocho volúmenes, bajo el título de The children's encyclopaedia. Su segunda edición, aparecida en 1922, amplió la obra a diez volúmenes. La organización de sus contenidos fue bastante singular, puesto que - a diferencia del orden alfabético clásico de las enciclopedias - reunía en cada tomo los más variados artículos, a fin de hacerla más amena y entretenida para su público infantil. En el último volumen de la edición de 1920, se encontraba el índice general de contenidos41: "La Tierra y sus vecinos", "Hombres y Mujeres", "Poesía y rimas infantiles", "Vida animal y vegetal", "Cosas familiares", "Maravillas", "Nosotros", "Cosas para hacer", "Mapas ilustrados", "Literatura", "Historia", "Arte", "Narraciones", "Ideas", "La Biblia", "Países", "Energías" y "Lecciones escolares".

En total, The children's encyclopaedia tuvo catorce ediciones en formato de volúmenes (la primera en 1920), todas ellas dirigidas por The Educational Book Company. La última fue lanzada en 1964 con el título de Arthur Mee's Children's Encyclopaedia. Al poco tiempo, el éxito de la enciclopedia se extendió a otros países que comenzaron a publicar versiones adaptadas de la edición inglesa. Traducida al francés, se publicó bajo el título de Qui? Pourquoi? Comment? Hubo también ediciones en chino e italiano. En Estados Unidos, los derechos fueron adquiridos por Walter M. Jackson, quien adaptó el texto y lo publicó en 1911 bajo el título de The Book of Knowledge.

2. LAS EDICIONES EN HISPANOAMÉRICA

La primera edición en castellano de The children's encyclopaedia fue publicada en 1915 por la editorial Walter M. Jackson, la misma que había comprado los derechos a Arthur Mee, empresa que contaba con filiales en Buenos Aires, Londres, Madrid, Nueva York y Santiago de Chile. El texto llevó por título El Tesoro de la Juventud o Enciclopedia de Conocimientos.

Bajo la dirección del destacado intelectual y político argentino Estanislao Zeballos, se organizó un comité de colaboradores integrado por renombrados escritores y científicos: el chileno Alberto Edwards, los uruguayos Abel J. Pérez y José Enrique Rodó, el cubano Ismael Clark y Mascaró, el peruano Paulino Fuentes Castro, el argentino Adolfo D. Holmberg, el mexicano Luis Gonzaga Urbina y el español Miguel de Unamuno.

La estructura de la enciclopedia se mantuvo; cada tomo incluía diversas materias, todas ordenadas en grandes capítulos. Pero el contenido fue modificado en dos sentidos: primero, se actualizó, añadiendo los más recientes acontecimientos y descubrimientos; segundo, se orientó indiscutiblemente a los países latinoamericanos, lo cual implicó la incorporación de nuevos capítulos dedicados a su realidad (por ejemplo, El Libro de América Latina) En cada tomo de El Tesoro de la Juventud, los contenidos se dividieron bajo los siguientes apartados: "La Historia de la Tierra", "El Libro de las narraciones interesantes", "El Libro de América Latina", "Los países y sus costumbres", "Cosas que debemos saber", "El Libro de la poesía", "El Libro de nuestra vida", "Historia de los libros célebres", "Los dos grandes reinos de la naturaleza", "Juegos y pasatiempos", "El Libro de los "por qué"", "El Libro de los hechos heroicos", "Hombres y Mujeres célebres" y "El Libro de las lecciones recreativas".

Sobre las ediciones de la enciclopedia en su versión española no hay información exacta, ya que los volúmenes no siempre indican el año y el lugar de publicación. No obstante, tenemos referencia de algunos años. La primera edición data, al parecer, de 1915, aunque no es claro dónde haya sido impresa52. Tenemos noticias indirectas de ediciones posteriores en los años 20 (una en Madrid, en 17 volúmenes, publicada por Suc. de Rivadeneyra ) y en las décadas siguientes, pero sin mayor precisión. Un autor cita una edición de 1954. 

Conocemos otras dos que datan con plena seguridad de los años 1958 y 1962. Es preciso señalar que hacia 1970 la Editorial Walter M. Jackson cambió el nombre de la enciclopedia por el de El Nuevo Tesoro de la Juventud; sin embargo, no se tiene información acerca de las características de esta nueva edición o las diferencias - si es que las tuvo - con la obra original.

De acuerdo a la información a la cual se ha podido acceder (bastante escasa), hemos comprobado pequeñas variaciones en las sucesivas ediciones de El Tesoro de la Juventud a través del tiempo, las que se encuentran más que nada en los capítulos sobre la actualidad de los distintos países (lo cual responde, naturalmente, a los nuevos acontecimientos históricos) y algunos descubrimientos. 

También es posible observar una variación en los colaboradores de las distintas ediciones. En 1915, eran ocho más el coordinador (Estanislao Zeballos); en 1958, el número ascendió a once, integrándose Carmen Gómez Tejera, Ángel Cabrera, Julián Avelino Arroyo y Guillermo Hernández de Alba.

El prólogo de la edición de 1958 fue escrito por Zeballos, quien lo tituló "Un cuento de hadas". En él, le explica al niño que la obra que está leyendo es un verdadero cuento en el cual interviene un hada. Comienza diciendo:

"La reina de las hadas resolvió emprender un viaje desde su país - que está muy lejos - para averiguar cómo vivían, en nuestros tiempos, las gentes de la Tierra y cuánto sabían. Lo primero que advirtió el hada fue que su nombre, el cual era Sabiduría, estaba en el mundo entero, por ser el de la más generosa y buena de las hadas."

Continúa el relato contando los asombrosos progresos que ha alcanzado el hombre, y cómo la tecnología de la época en la que se vive actualmente (siglo XX) es digna de admiración:

"El progreso mecánico siguió avanzando, y vinieron después el automóvil y la aviación, así como una mayor velocidad en los trenes y en los barcos. Poco más tarde, en su afán de dominar lo desconocido, los hombres de ciencia inventaron la telegrafía, el teléfono, la radiofusión, la televisión […] Pero ¿el genio tenaz y emprendedor del hombre se quedó ahí? No; por el contrario, siguió investigando, experimentando, escrutando la naturaleza con el fin de apoderarse de sus secretos… ¡y cuántos descubrimientos e inventos ha llevado a cabo en los últimos años!" 

El hada, al llegar a América Latina,

"todo cuanto veía le llenaba de júbilo el corazón; por eso, pensó que vivir en ella debía de ser muy hermoso, casi tan hermoso como vivir en el país de las hadas. Pero cuando hubo visitado unos cuantos hogares, el hada comenzó a ponerse triste. […] Había advertido en todos los hogares que las personas mayores tenían libros, revistas, periódicos y enciclopedias para leer y resolver sus dudas. En cambio, no se encontraba ningún libro que resolviera los por qué, quién, dónde, cuándo y cómo de los niños."

De esta manera, continúa Zeballos, el hada decidió crear un libro dedicado especialmente a ellos, que respondiera a todas sus dudas y que "estuviera tan bien adaptado a la infancia, que les evitara a los niños quedarse sin saber."

El trabajo lo encargó a los "grandes sabios de la Tierra" y a un "gran editor" (el propio Zeballos) para que reuniera la información que le enviaban aquéllos, buscara ilustraciones, cambiara las palabras difíciles por otras más fáciles de comprender, etc. Finalmente,"el Hada Sabiduría quedó tan satisfecha y orgullosa de la colaboración de los sabios y del editor, y de la ansiedad con que los niños esperaban su libro, que llamó a éste "El Tesoro de la Juventud"."

Como ya se dijo, una de las modificaciones más evidentes en la traducción al español de la enciclopedia fue la introducción de un nuevo capítulo llamado El Libro de América Latina. 

En él, Zeballos explica que "el Hada Sabiduría sentía gran amor por América Latina, y quiso que los niños la conocieran muy bien." Por tanto, se creó una sección especial que hablara de biografías de próceres, civilizaciones precolombinas, conquistadores, anécdotas, pueblos nativos actuales "y, en fin, de todo aquello que contribuye a la grandeza pasada, presente y futura de la América Latina."

En palabras de Zeballos, los contenidos de la enciclopedia están expuestos "con tal sencillez que un niño pueda comprenderlo, y con tal veracidad científica, que un adulto lo lea con interés."

3. DIFUSIÓN EN CHILE

La escasez de fuentes constituye un significativo inconveniente a la hora de indagar acerca del nivel de divulgación que tuvo la enciclopedia El Tesoro de la Juventud. No obstante, es posible responderse algunas preguntas. Sabemos, por ejemplo, que estaba dirigida hacia un público infantil. Pero ¿a niños de qué clase social en particular? Claramente El Tesoro de la Juventud estaba dirigido a niños preferentemente de clase alta, lo cual puede comprobarse a través de dos aspectos. En primer lugar, por su forma: el vocabulario utilizado es formal y refinado, lo cual significaría un obstáculo para el niño no acostumbrado a él. 

En segundo lugar, su contenido indica en todo sentido que la enciclopedia se dirige a un público instruido y con recursos económicos. En el primer caso, el ejemplo más ilustrativo es El Libro de las lecciones recreativas, donde aparecen sencillas historietas en francés e inglés para que el niño se ejercite en los idiomas. 

Por otra parte, los experimentos, manualidades y todo tipo de recreación exigen materiales a los que no cualquiera puede acceder. En la sección de Juegos y pasatiempos, por ejemplo, para las recetas de cocina se pide licor, azúcar morena, varas de vainilla, trufa, esencias variadas, cacao, dátiles, etc. Los experimentos de carácter científico requieren mercurio, tubos de ensayo, cristal, probetas, alcanfor, cloruro de amoníaco, etc., mientras que para las manualidades de niñas se necesita seda, muselina, papel de arroz, tintas de colores, etc. Lo anterior permite esclarecer bastante la cuestión sobre la difusión de El Tesoro de la Juventud en el país.

Otra fuente de gran utilidad para indagar sobre la divulgación que alcanzó la enciclopedia son las bibliotecas de los colegios tradicionales chilenos. Realizamos un sondeo para saber cuáles cuentan - o contaron alguna vez - con la enciclopedia entre sus libros. Para esto, tomamos a modo de muestra el siguiente grupo de institutos tradicionales y colegios privados: Instituto Nacional, Internado Nacional Barros Arana, Liceo Alemán de Santiago, Colegio del Verbo Divino, Colegio San Ignacio (Alonso de Ovalle), Colegio Santa Úrsula (Vitacura), Colegio de los Sagrados Corazones (Providencia), Colegio de los Sagrados Corazones del Arzobispado de Santiago y Colegio del Sagrado Corazón (monjas inglesas).

De todos ellos, actualmente conserva El Tesoro de la Juventud en su biblioteca sólo el Colegio del Sagrado Corazón (monjas inglesas) En cambio, el Colegio Santa Úrsula (Vitacura) y el Colegio de los Sagrados Corazones (Providencia) tienen la nueva versión, es decir, El Nuevo Tesoro de la Juventud.

En el caso del Liceo Alemán de Santiago, su biblioteca contó con la enciclopedia, pero fue regalada por ser de poco uso y encontrarse incompleta, mientras que los padres jesuitas del Colegio San Ignacio (Alonso de Ovalle) - que sí tenían El Tesoro de la Juventud - cedieron los libros antiguos a la Universidad Alberto Hurtado (también de la Compañía de Jesús).

Las bibliotecas de las instituciones restantes (Colegio del Verbo Divino, Colegio de los Sagrados Corazones del Arzobispado de Santiago, Instituto Nacional e Internado Nacional Barros Arana) no tienen, actualmente, la enciclopedia - lo cual no significa que nunca hayan contado con ella.

En definitiva, más allá de la escasez de fuentes, pueden inferirse algunas conclusiones en cuanto a la difusión de El Tesoro de la Juventud en la sociedad chilena. Como ya se ha visto, analizando la misma obra es posible deducir que tanto por su forma como por su fondo, esta enciclopedia se trata de una obra dirigida exclusivamente a niños de clase alta, con una educación tal que les permite comprender sus contenidos y con los recursos suficientes como para tener acceso a los materiales que se piden.

4. ALGUNOS CONTENIDOS IDEOLÓGICOS

Sería un trabajo muy arduo analizar todos los campos temáticos que contiene El Tesoro de la Juventud, y puesto que no se dispone del tiempo necesario para eso, se seleccionarán, como se adelantó en la introducción, los capítulos más significativos en función de la hipótesis propuesta. Dichos capítulos son: El Libro de América Latina, Cosas que debemos saber, Hombres y Mujeres célebres, El Libro de hechos heroicos, El Libro de la Poesía, El Libro de narraciones interesantes y Los países y sus costumbres. A su vez, el estudio de los capítulos escogidos se reagrupará de acuerdo a tres elementos constantes, a saber, el eurocentrismo, las virtudes morales y el progreso ascendente.

a. EUROCENTRISMO

En El Tesoro de la Juventud es posible observar un marcado "eurocentrismo", es decir, una reiterada y manifiesta tendencia a considerar a Europa como un punto de referencia obligado en todos los aspectos; como paradigma de la moda, la cultura, la organización social, el avance tecnológico, el cosmopolitismo y el desarrollo económico, es decir, de la modernidad. Para estudiar este aspecto, se consideraron particularmente los capítulos de El Libro de América Latina y Los países y sus costumbres.

En la enciclopedia se afirma con insistencia la superioridad de los países de Europa occidental, específicamente Gran Bretaña, Francia y Suiza, así como de su "raza blanca". Sin embargo, esa admiración hace volver la mirada invariablemente a los países más desarrollados de América Latina, estableciendo similitudes y destacando la notable "europeización" alcanzada. Sobre todo Canadá, Argentina y los Estados Unidos suelen aparecer en una situación análoga a la de los "grandes y civilizados" países europeos.

Se exaltan las maravillosas construcciones de Londres, los rápidos trenes de Suiza, la riqueza cultural y artística italiana, los grandes jardines franceses, el efervescente urbanismo neoyorquino, etc. Por ejemplo, en este último caso, El Tesoro de la Juventud explica cómo "su extraordinaria grandiosidad y fascinador aspecto [de la ciudad de Nueva York] nos permiten comprender la gran influencia y atracción que ejerce en el ánimo de sus habitantes, que la aman con afecto especial." (XVIII, pág. 6362)

En otros momentos, se enaltecen los importantes avances que han contribuido al proceso de civilización (la cual se asimila a la europeización) latinoamericana, aún en aquellos países más atrasados económica y culturalmente. Tal es el caso de Cuba, la cual, no obstante poseer un gran potencial económico sin explotar, ha adquirido significativos avances. "Actualmente, por ejemplo, la prensa cubana […] poco tiene que envidiarle a la prensa norteamericana o europea." (XVIII, pág. 6098)

Pero sin duda el caso más evidente de esta reiterada distinción de la civilización alcanzada en Latinoamérica es el de la República Argentina. La razón bien podría explicarse por el hecho de que el compilador, consultor y autor de la traducción, así como coordinador de El Libro de América Latina de la enciclopedia fue, como ya se mencionó, el argentino Estanislao Zeballos. La siguiente cita, tomada de El Libro de América Latina de la enciclopedia en cuestión, lo pone en evidencia:

"Algunos viajeros europeos, como el célebre Alcides D'Orbigny, que visitaron la ciudad en esa época [hacia 1830], escribieron sus impresiones encantados por la sociedad argentina, tan culta y distinguida. Aquel viajero dice que creía a menudo encontrarse en el faubourg de la Chaussée d'Antin, de París […] Las mujeres, de singular belleza, vestían con un lujo especial, en estilo "Imperio" y con las telas más ricas que podían ofrecerles la Europa y el Oriente […] La ciudad de Buenos Aires tiene el múltiple carácter de capital social, política, económica, manufacturera e internacional de la República Argentina y del Hemisferio Austral, y como un París del Nuevo Mundo, es ya el centro de atracción a donde convergen los americanos, de otros países, y levantan en ella suntuosas residencias." (II, pág. 528)

Sin embargo, el afán de comparación con Europa no se reduce exclusivamente al aspecto económico o urbanístico; es igualmente decidor el tema social en cuanto a la alusión que se hace a la "raza blanca" de ciertos países de Latinoamérica. Tomando nuevamente el caso argentino:

"El carácter de esta población es enteramente europeo, pues, como ya dijimos, la raza blanca ha hecho desaparecer, por absorción, a los indios y a los mestizos. Hoy no queda en la República más de 20.000 indios, reducidos y sometidos al trabajo, y probablemente no existen más de 1.000 negros. Esta homogeneidad de la población da al pueblo argentino su carácter viril, inteligente, de imaginación intensa y rápida, y emprendedor en todas las ramas del progreso humano […] Explícase así que la República haya desarrollado sus adelantos, hasta llegar al envidiable estado de prosperidad y riqueza en que hoy se encuentra." (V, pág. 1464)

"Llaman la atención los niños de las diferentes regiones de la República Argentina por su belleza y robustez. Predominan entre ellos los rubios y los trigueños, denotando los primeros principalmente a los hijos de los europeos establecidos en el país. La inteligencia de estos niños es extraordinaria […]; se distinguen por la precocidad con la que aprenden y por la rapidez con que desarrollan su imaginación y sus facultades de raciocinio y de investigación." (IV, pág. 1239)

"Llaman la atención a los extranjeros las formaciones de las tropas de gente blanca y rubia, pues la mezcla con la inmigración europea ha hecho desaparecer al negro y a las razas inferiores." (IV, pág. 1244)

El caso de Chile no queda fuera. En El Libro de América Latina se le dedican varios capítulos a su Historia - todos ellos escritos por el chileno Alberto Edwards y distribuidos en diferentes tomos - así como a su situación actual, haciendo hincapié en sus preciosas cualidades como destino turístico. Por ejemplo, la cordillera de los Andes no es nada menos que "la Suiza chilena" (X, pág. 3522), mientras que el país, en conjunto, se considera como una "tierra privilegiada, la más bella que ha salido de las manos del Creador." (X, pág. 3524) Haciendo un recorrido por sus grandes ciudades, el capítulo sobre Chile actual concluye en la capital: "El viajero que llega a Santiago, aunque no sea aficionado a las carreras de caballos, debe visitar el Club Hípico, donde recreará su vista con un paisaje sin igual, […] y con el espectáculo animadísimo del mundo elegante que allí concurre." Sobre la visita en tren al río Maipo, afirma que es un "espectáculo tan bello como el que ofrecen los tan celebrados de la Suiza, pero más grandioso y silvestre." (X, pág. 3522)

Bien podría establecerse una estrecha relación entre el carácter eurocentrista y el sentimiento de "misión civilizadora" - lo cual implica, naturalmente, la evangelización cristiana. Esta relación es observable especialmente en aquellos capítulos que tratan de los grandes descubrimientos, conquistas, exploraciones, etc. Por ejemplo, cuando se trata el caso del Nuevo Mundo, se afirma que no ha habido "nada más maravilloso que la historia de la conquista de América por los españoles. Imperios poderosos, con millones de habitantes, caían en pocos meses en poder de un puñado de aventureros que, aunque pobres, ignorantes y de bajo nacimiento, eran con todo muy superiores a los bárbaros habitantes del Nuevo Continente." (VIII, pág. 2672) Se recalca constantemente, como se ve en la cita anterior, la inferioridad indígena: "la superioridad de los descubridores europeos era manifiesta respecto de los americanos; pronto dieron cuenta de ellos, desnudos e indefensos […], miserables y salvajes." (VIII, pág. 2670)

Pero el sentimiento de superioridad como sociedad civilizada no sólo se manifiesta respecto a los pueblos indígenas, sino también hacia razas que, no obstante su grado de desarrollo, aún distan mucho - al menos según los parámetros de El Tesoro de la Juventud - del estado civilizado. Es el caso del pueblo árabe, el cual "algún día dejará de soñar en las pasadas glorias de su raza y sumará su esfuerzo al del mundo civilizado, que impulsa al progreso." (XV, pág. 5348)

En cuanto a la misión evangelizadora, está presente tanto implícita como explícitamente. En el caso del descubrimiento y conquista de las islas de Oceanía, "todos [los nativos] eran salvajes y muchos de ellos antropófagos, hasta que los misioneros los evangelizaron y los educaron en las costumbres de la bondad, paz y civilización." (VI, pág. 1903) Más concretamente, en Nueva Zelanda, "muchos misioneros han ido a enseñarles a ser más amables y a dejar su antigua manera de vivir salvaje y su cruel religión." (VI, pág. 1897) En el archipiélago de Hawai, "los indígenas son muy inteligentes y pacíficos, aunque osados en ocasiones, […] y muy dispuestos a aceptar los usos de la civilización, pero todavía conservan reminiscencias de su barbarie e incultura primitivas" (XVI, pág. 5654), mientras que en las islas Samoa, "el cristianismo fue pronto implantado, y merced a él se civilizaron bastante aquellas gentes." (XIX, pág. 6500)

La tendencia eurocentrista está estrechamente unida a la idea de misión civilizadora y, concretamente, evangelizadora. Queda de manifiesto, en una infinidad de ocasiones, la implicancia "natural" que conlleva el ser una sociedad civilizada: la profesión de la fe cristiana. La cita que sigue a continuación se trata de una breve introducción a la Poesía del Misionero de Ricardo Gutiérrez en Hombres y Mujeres célebres, y que ejemplifica claramente esta relación:

"El ilustre poeta argentino canta al sacerdote católico y exalta su hermosa labor de caridad y sacrificio […], grandes beneficios que le debe la civilización, especialmente en los países de la América Latina, en los cuales el Misionero fue el más abnegado y animoso agente difusor de la luz y del progreso." (XVIII, pág. 6163)

En otra ocasión, cuando se habla de la vida de ciertos "esclavos célebres", haciendo referencia al tráfico de esclavos africanos en América:

"En tiempos remotos, cuando la luz del cristianismo no había aún esclarecido las conciencias humanas, nadie encontraba extraño que hubiese esclavos. Felizmente, tan indigno tráfico ha cesado, y nos parece casi imposible que haya existido." (XII, pág. 4041)

Resumiendo, es evidente el carácter eurocentrista de El Tesoro de la Juventud, lo cual queda manifiesto en la reiterada alusión tanto a los países europeos de occidente como al vástago inglés en América, Estados Unidos. También se destaca sobremanera la importancia de la civilización para el desarrollo de una nación, lo cual implica, nuevamente, hacer referencia a los paradigmas del progreso. No obstante lo anterior, es necesario insistir que en El Tesoro de la Juventud no se menosprecia el desarrollo alcanzado en América Latina; muy al contrario: si bien no se encuentra al mismo nivel de desarrollo europeo, es un hecho evidente - como se ha demostrado con varias citas - la comparación que se hace entre unos y otros países.

b. VIRTUDES MORALES

El segundo elemento que se manifiesta constantemente en los contenidos de El Tesoro de la Juventud es el enfoque moralista. Llama la atención que este afán educativo en las virtudes se encuentra no sólo en los apartados sobre grandes héroes cristianos o próceres históricos, sino que en los capítulos más variados - naturalmente, con distinta intensidad -, desde El Libro de la Poesía hasta La Historia de la Tierra. 

Si bien son muy frecuentes los pasajes bíblicos e historias de santos y mártires, hay un número considerable de fábulas (y sus respectivas moralejas), narraciones de héroes virtuosos (hombres y mujeres), etc. En otras ocasiones, pueden encontrarse parábolas "secularizadas", esto es, adaptadas a alguna historia de ficción no religiosa (es el caso, por ejemplo, del cuento del regreso del hijo pródigo que trata la rebeldía y arrepentimiento de un joven japonés; VIII, pág. 2619)

En este apartado, se seleccionarán los capítulos El Libro de hechos heroicos, El Libro de narraciones interesantes, El Libro de la Poesía y Hombres y Mujeres célebres, por encontrarse en ellos de manera más reiterativa y evidente la intención educativa y moralizadora.

El recurso más frecuente que utiliza la enciclopedia en esta "misión moralizadora" son los cuentos tanto reales como ficticios. Es interesante observar cómo se saca provecho de ellos para concluir, la mayoría de las veces, estableciendo una relación entre el mensaje que deja la narración (a modo de moraleja) y una o más virtudes que sean aplicables al caso. Obsérvese, por ejemplo, la conclusión con que finaliza el capítulo que habla de Marco Aurelio, su libro extraordinario y sus sentencias, en Hombres y Mujeres célebres:

"Vivimos en una época dominada por el positivismo más lamentable. Pensando así, nos alejamos de lo verdadero, hermoso y perdurable, dedicándonos por entero a lo efímero. El valor de un hombre es el mismo valor de aquellas cosas a las que ha consagrado su vida, y si esas cosas no son más que dinero, entonces el verdadero valor del hombre es nulo." (VIII, pág. 2722)

No se trata sólo de una reflexión acerca del valor de las personas, sino de una profunda denuncia a la tendencia materialista, catalogándola de "lamentable". A propósito del marino español Cosme Damián de Churruca, que peleó en la batalla de Trafalgar (1805), se destaca la importancia de "la firmeza, una virtud por la cual el hombre recto se sostiene inmutable dentro de la severidad de sus principios, inflexible en el cumplimiento de sus deberes." (X, pág. 3373) Tras las buenas obras de los habitantes de un pueblo muy piadoso (Eyam, Inglaterra), el cuento termina advirtiendo que "el recuerdo de este pueblecito de héroes debe servirnos de modelo para serlo también todos nosotros." (VIII, pág. 2542)

Este mismo recurso se aplica en la narración de los múltiples adelantos del hombre, como ocasión para resaltar la importancia de la constancia, paciencia y tenacidad. Sin las loables proezas de los conquistadores, por ejemplo, "jamás hubiésemos podido poseer el conocimiento de los países que componen el mundo si no hubiesen puesto a contribución su heroísmo, sacrificando su vida para darlos a conocer." (II, pág. 561) En el caso del descubrimiento del Polo Norte,

"docenas de hombres valerosos fracasaron en su laudable intento, hasta que, por fin, un hombre […] ha logrado llegar. La perseverancia, que siempre va seguida del éxito, logró conducir a la ansiada meta." (XVIII, pág. 6191)

Este hecho "ha tenido la indiscutible utilidad de demostrar que aún hay hombres capaces de arriesgar su vida por un ideal. Y nos muestra el poder de la voluntad y la capacidad conquistadora del hombre, que pone su vida al servicio de una idea." (XVIII, pág. 6194)

También se aplica a las biografías de muchos personajes históricos; entre ellos, el rey Fernando III de España, en cuya canonización "la Iglesia atendió no tanto a los actos de caridad cuanto a su austera vida religiosa y a sus constantes esfuerzos por convertir a la religión cristiana a los adeptos a Mahoma." (IX, pág. 3024) De la vida de Leonor de Castilla, se destaca más que nada su abnegación, dedicándosele un amplio y moralizante prólogo:

"Bellos y laudables son cuantos actos de abnegación y sacrificio llevemos a cabo en provecho de nuestros semejantes, pues no otra cosa nos dicta el sentido moral, que nos debe servir de guía en nuestra conducta; pero si estos caritativos actos traspasan los límites de lo usual y llegan a frisar con lo heroico, no hay entonces palabras bastante laudatorias para celebrarlos y para encomiar su extraordinaria virtud y mérito." (X, pág. 3501)

Pero las biografías de hombres y mujeres virtuosos no se remiten únicamente a los grandes y famosos héroes de la Historia; también se hace hincapié en la importancia e igual mérito que tienen los "héroes anónimos":

"Muy hermoso y emocionante es ver regresar al héroe vencedor; pero no lo es menos el pensar en el héroe que ya no volverá. Acordémonos siempre de los héroes cuyas hazañas no se hallan descritas en los libros; acordémonos del gran heroísmo de las almas sencillas, de los gloriosos hechos de las almas humilde […] Muchas de sus acciones merecerían escribirse en letras de oro en las páginas de la Historia." (VIII, pág. 2541)

De este modo, El Tesoro de la Juventud da a entender al niño lector que no es necesario ser un prócer para practicar las virtudes y llevar una vida moralmente recta. Esto lo manifiesta explícitamente en el capítulo de Hombres y Mujeres célebres, cuando habla de los "grandes hombres de humilde origen":

"Los caminos de la distinción y de la gloria no están cerrados a nadie que ame el trabajo y huya de la pereza. Con la perseverancia en el trabajo, no sólo practicamos la virtud y evitamos el vicio, sino que podemos convertirnos en causa de infinitos bienes para nosotros mismos y para la sociedad." (X, pág. 3372)

Otro recurso utilizado muy frecuentemente para educar a los lectores en las virtudes es la descripción de las buenas costumbres en otros países, incluso aquellos que distan bastante de la cultura occidental europea. Se habla, por ejemplo, de China, donde "no hay […] enseñanza alguna que con más empeño se procure inculcar en el corazón del niño, que el amor filial […]; es un culto que en todos los órdenes de la vida se practica." (VIII, pág. 2625) Los niños suizos, por otro lado, "aprenden a ser hábiles obreros y buenos ciudadanos." (XII, pág. 3955) Del filósofo chino Confucio, se rescata una de sus grandes máximas, a saber, que "los niños deben demostrar siempre su amor filial […], ser cuidadosos y sinceros, amando toda virtud humana." (XV, pág. 5068)

Es importante destacar la conexión que existe entre el aspecto moralizante y la idea de civilización descrita en el apartado anterior. En algunas ocasiones, ésta es explícita; en otras, tácita. Sin embargo, siempre está presente, a modo de analogía, una correlación entre sociedad civilizada y sociedad virtuosa y/o moral. Se aclara que el hombre es un ser sociable por naturaleza y que, por lo mismo, debe respetar ciertos criterios éticos mínimos para la convivencia. A la pregunta "¿Qué ocurriría si en el mundo no hubiese misericordia?" de El Libro de narraciones interesantes, sigue esta respuesta:

"La propiedad que más caracteriza al hombre es el hecho de que son sociables […] La persona que desea vivir sola y apartada de sus semejantes tiene algo de anormal […] Como dice la Biblia, "nadie vive por sí solo" […] Si nuestras faltas […] no fuesen nunca perdonadas, podría existir tal vez una forma de sociedad inferior y grosera […] pero le sería imposible a la humanidad elevarse por encima del nivel primitivo." (IX, pág. 3222)

Asimismo, esta relación entre virtud y civilización también tiene mucho que ver con la importancia que se le da a la formación de buenos y virtuosos ciudadanos. El mismo Zeballos lo advierte en su prólogo a la edición de 1958, refiriéndose a la sección de El Libro de los Hechos Heroicos: "en esas acciones valerosas, se manifiesta lo más noble de los sentimientos que alberga el corazón humano, y se exalta el amor a la patria […] Son el mejor estímulo que pueden tener los niños en la edad en que comienza a formarse su personalidad." (I, pág. 19) El caso que lo muestra de manera más patente es el capítulo que habla sobre los boy scout:

"De ahí el entusiasmo, es decir, la enseñanza y la práctica en los países civilizados de las cualidades y procedimientos de la vida de aquellos hombres. Una sana actividad física, en la que el esfuerzo es agradable […], un compañerismo alegre […] y el ejemplo de hombres respetables que sostienen y fomentan en los exploradores o boy scout las virtudes necesarias a la acción: el valor, la decisión, la propia confianza y el optimismo, que los disponen a luchar y a vencer […] La finalidad de la instrucción […] es hermosa, porque se propone formar ciudadanos útiles a su patria […]; ciudadanos, en fin, dispuestos a llevar a cabo actos de abnegación, a sacrificar sus intereses particulares en pro del bien general. El mismo ejercicio físico los conduce a un fin moral. Los exploradores […] van por el mundo en busca de servicios que prestar y de buenas acciones que llevar a cabo. […] Nunca olvidan el cumplimiento de sus promesas." (XVI, pág. 5629)

"[A los boy scout] se les inculca la elevada moral; se les inspira en el respeto de su palabra […]; se fomenta en ellos el espíritu de sacrificio y abnegación; se limpia su alma de malos pensamientos y de ideas ruines, reemplazándolas por las de altruismo y amor a la patria." (XVI, pág. 5630)

Llama la atención que muchas veces los mensajes de El Tesoro de la Juventud están dirigidos exclusivamente a las niñas. Por poner un ejemplo, el cuento de "La joven buena y feliz" de Juan Ruskin, en El Libro de narraciones interesantes:

"Nada importa […] que la mujer sepa una o muchas lenguas; pero es de mayor trascendencia que pueda mostrar amabilidad a un desconocido y entender la dulzura de la lengua de un extranjero […] Pero mayor cuidado todavía ha de ponerse en enseñar a la mujer a extender los límites de su simpatía […] que ponga todo su empeño en que sus pensamientos de piedad no sean débiles […] ni su oración lánguida." (XIII, pág. 4565)

En resumen, en el contenido de El Tesoro de la Juventud puede observarse un esmerado énfasis en la educación moral del lector, manifiesto no sólo en aquellos temas que más se relacionan con las virtudes (como moralejas, vidas de santos, etc.), sino que en todos los capítulos de la más variada índole. Asimismo, es posible encontrar una estrecha relación entre la idea de sociedad civilizada y virtuosa, dando a entender que la primera depende en gran parte del comportamiento ético de sus ciudadanos. De esta manera, en los variadísimos temas se introducen, de manera casi estratégica, frases y consejos con gran contenido moralizante, tales como "el hombre debe obedecer siempre la voz de su conciencia, que le enseña a distinguir el bien del mal, y que le exigirá cuentas de su proceder si se desvía de la senda recta" (XVIII, pág. 6169), o "nos permitiremos aconsejar al lector que procure seguir siempre la senda de la virtud, porque el triunfo en este mundo deleznable es pasajero, en tanto que la virtud es eterna" (X, pág. 3443), o bien "del amor proceden todas las cosas buenas de la naturaleza humana: generosidad, gratitud, piedad, abnegación, verdadero amor al prójimo." (XX, pág. 6902)

c. El PROGRESO

Se trata de uno de los aspectos - acaso no sea el más - característicos de la Enciclopedia de Conocimientos. Por la idea de progreso se entiende, aquí, la de que el hombre es capaz no sólo de dominar, sino que utilizar en su favor la naturaleza. En otras palabras, cómo ha aplicado su inteligencia y sus facultades creativas a los medios que le rodean, derribando antiguos obstáculos a fin de vivir una vida más cómoda y grata.

En los capítulos de El Tesoro de la Juventud, "los sabios procuraron que todo fuera expuesto científicamente y en estilo ameno, y para explicarlo mejor reunieron muchas e interesantes ilustraciones." (I, pág. 21) Pero si bien en todos está presente la idea de progreso humano, aquí se utilizarán los apartados más significativos, es decir, Hombres y Mujeres célebres y Cosas que debemos saber. Donde más se destaca esta idea - certeza - de progreso ascendente, es en los capítulos que tratan los grandes descubrimientos, avances científicos, médicos, de transporte y comunicaciones, entre otros. Y cuando se dice certeza, no es por mera suposición. 

En efecto, la misma enciclopedia se encarga de destacarlo en reiteradas ocasiones: "no hay en nuestro planeta parte alguna a la cual no pueda llegar el ser humano. El hombre abre en lo profundo de la tierra grandes minas, construye túneles que atraviesan las montañas, conduce barcos por el mar" (IX, pág. 3185); así como tampoco "existe altura alguna en el mundo, por elevada que sea, que el hombre no haya osado escalar." (IX, pág. 2953)

Muchas veces, El Tesoro de la Juventud da cuenta de la gran problemática del saber humano: que mientras más se sabe, más se ignora. Sin embargo, también demuestra que es la conciencia de esa falta de conocimiento la que impulsa al hombre a investigar y experimentar más; la ignorancia es el motor que incita constantemente la curiosidad humana.

"El reconocimiento de la limitación de nuestro saber es un estímulo para la investigación […] Hace un siglo, la humanidad no se daba cuenta de su ignorancia; pero hoy en día, los hombres más sabios son humildes y reconocen la ignorancia en que estamos acerca de todo lo que nos rodea […] El temor, hijo de la ignorancia consciente, constituye en sí mismo un estímulo para la investigación. Ésta se desenvuelve y progresa a favor de la atracción que ejerce lo desconocido." (XV, pág. 5029)

En la mayoría de los casos, al mencionar los distintos avances se hace alusión a los notables esfuerzos realizados por generaciones de hombres que antecedieron al "gran descubrimiento final". Por ejemplo, "el camino para obtener el telégrafo fue preparado paso a paso por una legión de hombres inteligentes y laboriosos" (X, pág. 3445), y "la máquina de coser es el resultado de los esfuerzos de muchos hombres hábiles" (II, pág. 580) Se transmite al niño lector el asombro por la magnífica velocidad con que el hombre ha ido explorando y obteniendo resultados positivos todos los días, para llegar al siglo XX, "tal vez el más glorioso de la Historia por los adelantos científicos que el hombre ha realizado." (XII, pág. 4277) Tan asombrosa es esta velocidad del descubrimiento, que en el caso de la tecnología aérea, por ejemplo, "se han hecho tales progresos, que no es posible predecir la altura a que podrá elevarse un avión más perfeccionado que los de hoy." (X, pág. 3441)

En lo que respecta a la medicina, hay que recordar que se trató uno de los campos más revolucionarios en cuanto a descubrimientos. Desde mediados del siglo XVIII, es posible observar un desencadenamiento acelerado de avances científicos, no obstante las dificultades que, en un principio, debieron enfrentar "los cirujanos y médicos europeos [al] desechar la magia y la superstición y adoptar sanos métodos." (IX, pág. 2962) Para entonces - principios del siglo XX -, en Cosas que debemos saber, El Tesoro de la Juventud afirma que 

"ya es posible realizar las más delicadas operaciones sin que el paciente experimente el más leve dolor. Esto nos lleva a otros ejemplos maravillosos de los medios por los cuales la naturaleza nos conduce hasta el saber definitivo." (IX, pág. 2967, haciendo referencia a las drogas utilizadas como anestesia local)

Sobre la relación-dominio del hombre y su entrono, hay mucha información: diques, túneles, carreteras, puertos y todo tipo de construcciones artificiales para facilitar la vida humana. Entre las muchas "conquistas de las fuerzas naturales", se encuentra el nuevo uso de la corriente hidráulica, "un adelanto aún más trascendental que el de las máquinas de vapor […]; un nuevo descubrimiento que promete prestar a la causa del progreso y de la civilización servicios mayores que las máquinas de vapor." (XI, pág. 33885) El capítulo concluye señalando el largo tiempo que ha debido transcurrir para que el hombre descubra el gran potencial energético que presentan las fuerzas hidráulicas.

Otro caso digno de mencionar es el capítulo completo que se dedica a la "perforación de los Alpes, la vía más maravillosa que se ha construido en el mundo" en Cosas que debemos saber. Lo más decidor es su conclusión, puesto que resume, en gran parte, la idea de progreso que pretende demostrar la enciclopedia:

"Esta obra gigantesca es una de las manifestaciones más maravillosas del ingenio humano y demuestra que el hombre, aunque parezca tan débil, dispone de inmensa fuerza, porque sabe utilizar los recursos de su inteligencia para el logro de todos sus fines." (VI, pág. 1970)

También se dedican capítulos a los descubrimientos pasados así como los actuales. "El hombre ha demostrado siempre vehementes deseos de conocer todo lo posible el mundo en que vive, y especialmente sus más apartadas y ocultas regiones." (II, pág. 469) El caso de las exploraciones al Polo Sur, por ejemplo, "pone de manifiesto cuántos trabajos es capaz de sobrellevar el pueblo inglés." (IX, pág. 3227) Con los constantes nuevos descubrimientos en el mapa terrestre, "el Polo Sur […] no tardará con seguridad en ser diseñado, como lo está hoy el Continente Africano, casi desconocido hasta hace muy poco tiempo." (IX, pág. 3223) Sobre este mismo hecho, la enciclopedia llama la atención del niño para recalcar la importancia que tienen dichos avances: "¡Qué hubieran dicho los antiguos exploradores a vista de los equipos, de los automóviles que caminan sobre hielo […] y, sobre todo, de los cuadros cinematográficos de la vida que se desarrolla alrededor de los Polos!" (II, pág. 482)

Incluso en aquellos casos en los que el hombre se ha creído superado a lo largo de la Historia por la naturaleza, ha terminado por vencerla. Es el caso del desierto de Egipto que se menciona en Cosas que debemos saber:

"Pero una cosa se resistía al hombre: el desierto. […] Y entonces emprendió una obra magna, se construyeron en el Nilo dos inmensos diques […] Su fin era hacer resurgir la vida. Y lo hizo; llegó a fertilizar el desierto […] Tal es el ingeniero. Un hombre con voluntad de acero y talento asombroso […] que con un estudio constante convierte a la Tierra en una morada feliz para sus semejantes." (IX, pág. 3050)

Gran importancia se le da al desarrollo de la imprenta, especialmente en su estado actual: "las grandes máquinas de hoy día pueden clasificarse perfectamente entre los inventos maravillosos que haya realizado jamás el ingenio del hombre" (VI, pág. 2004); también se destaca el cañón de grueso calibre, aquel "instrumento más poderoso de cuantos ha construido el hombre, [puesto que] ningún otro artefacto puede en su interior concentrar tanta cantidad de fuerza." (II, pág. 431) Tampoco puede dejarse de lado el tren, "maravilla del mundo, que tantas y tantas veces nos ha llenado de admiración y que constituye uno de los mayores triunfos del ingenio y de la labor de los hombres." (II, pág. 653)

Pero los contenidos no se quedan sólo en la enumeración de los descubrimientos; también se dedica un apartado especial (Hombres y Mujeres célebres) a aquellos "hombres de ciencia que con sus investigaciones y estudios han contribuido a completar el conocimiento" (IX, pág. 3093), es decir, "héroes anónimos del trabajo, los obreros del progreso, que a fuerza de músculo y tenacidad han sometido a la Naturaleza a la voluntad del hombre." (XIII, pág. 4562) En uno de los artículos de Cosas que debemos saber, se dedican siete páginas a los grandes y pequeños descubridores, y una especial a "Lo que debemos a los sabios". Como lo dice este encabezamiento, se intenta que el niño tome conciencia de la sorprendente capacidad humana, la cual, en pocos años, ha llevado a cabo una vertiginosa carrera de descubrimientos y perfeccionamientos notables:

"El siglo en que vivimos - el siglo XX - ha sido llamado el siglo de las maravillas. En menos de 50 años, el mundo ha sufrido cambios tan profundos que lo harían irreconocible para cualquiera de nuestros antepasados. Si bien durante toda su historia el hombre ha tratado de arrancar a la naturaleza sus secretos, nunca lo logró con mayor extensión y profundidad que en los últimos 50 años […] La tarea de los hombres de la ciencia es silenciosa, tenaz, sacrificada. Es a su inteligencia brillante, a su tesón sin límite, a los que debemos todas las grandes ventajas que nos es dable gozar día a día." (XV, pág. 5028)

Antes de finalizar, en el capítulo que trata cómo el ingeniero ha transformado la Tierra (en Cosas que debemos saber) se resume muy claramente la sensación optimista de las capacidades humanas así como la confianza en el progreso ascendente, pero no a largo plazo sino que, como los hechos concretos lo demuestran, un progreso diario:

"Nos ufanamos de nuestros grandes poetas y pintores, rendimos el tributo de sincera admiración a nuestros marinos y soldados, pero no solemos otorgar igual estima al ingeniero, sin el cual no habríamos conseguido el progreso al cual hemos llegado […] En triste situación se encontraba el hombre, débil e indefensa criatura […] pero tenía un don muy grande: tenía inteligencia, gracias a la cual fue salvando todos estos inconvenientes. 

El estudio de la naturaleza les hizo comprender a los hombres que las cosas podían cambiar, y en efecto comenzaron a transformarlas. Tales fueron los primeros ingenieros […] Ved lo que el hombre ha hecho […] Ha trazado carreteras que conducen del Norte al Sur y del Este al Oeste; que se recorren con la velocidad de un tren expreso, con esos modernos vehículos, llamados autos […] Las montañas son perforadas por túneles que dan paso a los trenes […] Hasta el mar ha sido dominado gracias a los excelentes puertos." (IX, pág. 3049)

En definitiva, esta seguridad en el progreso ascendente se manifiesta en todos los tomos de las más diversas materias; desde la poesía hasta los grandes personajes, la botánica a la astrología. En cada momento, se busca la atención del niño, sorprendiéndolo con los nuevos logros: "el hombre ha sido capaz de medir el diámetro del átomo, de pesarlo, y no sólo eso: ¡ha sido capaz de explorar su interior y ha descubierto allí todo un universo planetario!" (XV, pág. 5038) Se le presentan tanto los progresos alcanzados - gracias al esfuerzo de muchas generaciones - como el estado actual de la tecnología y el conocimiento humano, proyectando hacia el futuro un innegable progreso que, sin duda alguna, seguirá contribuyendo al bienestar de la Humanidad. Éste es uno de los grandes pilares sobre los cuales descansa la tan referida "civilización".

IV. CONCLUSIÓN

Tras el análisis realizado es posible corroborar que, a través de un fuerte eurocentrismo, la enseñanza de virtudes morales y una visión histórica de progreso ascendente, El Tesoro de la Juventud expuso al niño sus contenidos desde una perspectiva optimista.

En el primer caso, la mirada se vuelve reiteradamente a los países de Europa occidental como paradigmas del desarrollo y civilización, a la vez que se establece una comparación (analogía) entre éstos y los países más avanzados - cultural, social y económicamente hablando - en América Latina. En otras palabras, se manifiesta una admiración indudable por la cultura europea así como se advierten las grandes similitudes con Latinoamérica, el continente que no sólo sigue sus pasos, sino que incluso la está igualando.

El énfasis en la educación moral pone en evidencia un notorio interés y optimismo por el desarrollo de niños virtuosos, responsables y patriotas. En todos los capítulos pueden encontrarse, con distinta intensidad, aspectos educativos, frases moralizantes, lecciones, consejos y máximas orientadas al perfeccionamiento espiritual y ético del niño. A la vez, no deja de insistirse en la importancia de la religiosidad, puesto que - según las enseñanzas de El Tesoro de la Juventud - una persona virtuosa no es otra que una persona cristiana; los principios morales coinciden, invariablemente, con los necesarios para vivir en sociedad y hacer crecer a la nación en un ambiente de prosperidad y civilización.

El tercer elemento estudiado (la idea de progreso ascendente del hombre) bien podría considerarse como el más decisivo de la enciclopedia, puesto que, si se analiza en profundidad, los otros dos giran en torno a este último. En otras palabras, el eurocentrismo, el ciudadano virtuoso y, en definitiva, la sociedad civilizada, dependen y se encuentran estrechamente vinculadas al progreso ascendente, en la medida en que éste proporciona a la Humanidad un bienestar generalizado así como una vida más grata:

"El trabajo es la fuente de donde proviene cuanto progreso y bienestar goza hoy el hombre. El maravilloso grado de adelanto que ha alcanzado el mundo, así en ciencias como en artes, industrias, comercio y en todo cuanto contribuye a hacer la vida más fácil, hermosa y placentera, es producto de la actividad humana, enérgica y sabiamente dirigida." (XI, pág. 3814)

En conclusión

 El Tesoro de la Juventud cumple a cabalidad su propuesta inicial, esto es, sorprender al receptor con los asombrosos logros que ha alcanzado la creatividad humana ("mucho nos maravilla la perfección de los aparatos construidos por el hombre," XIX, pág. 6575). Esto se ilustra también en los siguientes párrafos:

"El hombre, no contento con los resultados, idea nuevos y atrevidos proyectos […], y tres cuartos de siglo apenas han bastado a los ferrocarriles para cambiar completamente las condiciones de la vida hasta la faz del mundo. La rapidez de las comunicaciones crecerá todavía mucho más el día, no lejano, en que los aeroplanos puedan aplicarse en grande escala al transporte de viajeros, con las condiciones de seguridad y confort que están en vías de alcanzar." (XIX, pág. 6450)

"Hoy que el hombre ha progresado de modo tan considerable en el conocimiento y dominio de los agentes naturales, que sólo con oprimir un botón o dar vuelta una llavecita se provee de luz o de calor una habitación, cuesta trabajo imaginarse cómo se vivía antes de haber sido efectuados tales descubrimientos." (XIX, pág. 6741)

Nos atrevemos a afirmar que el espíritu que prevalece en la enciclopedia tuvo como objeto principal captar la atención del niño y hacerlo consciente de la maravillosa realidad que le rodea, a la vez que plantearle el desafío que le espera en un futuro próximo. 


NOTAS

1 Se suele considerar la obra de Aristóteles (384 a.C. - 322 a.C.) como uno de los primeros intentos por elaborar un compendio de todo el conocimiento humano, abarcando los campos de la estética, física, zoología, botánica, biología humana, etc. Esto no significa que no haya habido obras anteriores de carácter enciclopédico; pero fueron reducidas en cuanto a la información (es decir, parciales) o no se conocen con exactitud.

2 La Real Academia de la Lengua Española (RAE) la define como "obra en que se pretende exponer, de manera sistemática y generalmente por orden alfabético, la totalidad de los conocimientos humanos o los relativos a una rama del saber" u "obra en que se trata de muchas ciencias" (Diccionario de la Lengua Española, 21ª ed., Editorial Espasa-Calpe, Madrid, 2001)

Fuente:scielo.cl